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Jennifer Simón
Miércoles, 1 de junio 2016, 19:01
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La Asociación Cultural y Carnavalesca Comparsa Los Lindrines de Vera no podía imaginar que tras tres décadas colaborando, llenado de colorido y alegría las calles veratenses cada febrero, y promoviendo actividades en su localidad iban a recibir el trato «caciquil y torticero» del actual equipo de Gobierno local promoviendo contra ellos un «desalojo» sin previo aviso, sin ningún tipo de explicación o justificación, desahuciándoles de un día para otro de un local cedido hace cuatro años en la calle Balsica del municipio. «Un local que, por cierto, hemos arreglado y cuidado, dejándolo ahora en mejor estado que nos lo encontramos», matizaron desde el colectivo. «Está claro que con esta actitud y con estos hechos se ha perjudicado no solo a la asociación sino también al interés público ya que ni se ha dialogado ni ofrecido otro lugar para continuar con la actividad que siempre llevamos sin ánimo de lucro, pero es que además no se ha seguido el procedimiento adecuado», afirmaron. Añadieron que además todo se ha llevado «con tal premura que se causaba la imposibilidad material de hacer un traslado en tan breve plazo (10 días), y la vulneración de la normativa aplicable como el derecho de trámite de audiencia a la asociación».
Los Lindrines recibieron la cesión del espacio por el Consistorio en el año 2012 con el fin de poder contar con un lugar en el que desarrollar su actividad, que, a su vez, da vida al Carnaval del municipio, además de organizar talleres y ensayos. «El cometido principal es, por ejemplo, hacer los patrones y el corte y la confección de los trajes, dado que esta asociación desde su inicio son cosidos por los socios y familiares, además de cursos y otros eventos», apuntaron desde Los Lindrines. En agosto de 2015, según detallaron, reciben una llamada del Ayuntamiento citándoles para abrir el local «con la excusa de comprobar las dimensiones, comparecen dos personas que no conocemos con planos del mismo, que han quedado con dos concejales, pero que al final, del Ayuntamiento no se presenta nadie, a pesar de haberles llamado por teléfono. Momento en el que se excusaron con que estaban de pleno. En definitiva, ni entonces ni después dieron la cara».
Una semana antes de Semana Santa les llega un escrito municipal «muy escueto» en el que le dan 10 días de plazo para abandonar el local. Presentan, tras los días festivos un recurso pidiendo «la suspensión del plazo y la adjudicación de otro local y poder ver el expediente administrativo, que no se había realizado, conforme al desahucio administrativo de bienes patrimoniales». No obtienen más que una resolución de Alcaldía en la que les concede como plazo máximo para dejar el lugar hasta el 25 de abril de 2016. La asociación presenta un nuevo recurso para solicitar que el plazo se amplíe, en vistas de la falta de comprensión, diálogo u otra justificación por parte del Ayuntamiento, con el fin de poder buscar otro local y acondicionarlo y trasladar todos los enseres, herramientas, telas, y un largo etcétera de material que habían ido colocando y adecuando en el local cedido.
Curiosamente, la fecha para salir tampoco les es concedida, y se establece por orden y gracia de Alcaldía que sea el 16 de mayo el día límite para devolver las llaves del local.
Y agradecidos
Para el colectivo el trato recibido fue «vengativo y cobarde» y se preguntan si es que hay «¿motivos políticos?» en la decisión tomada de forma unilateral y sin explicaciones. Entienden que, en cualquier asociación, siempre hay «personas de todos los colores» y que eso no debería justificar el entorpecer y cargar contra un grupo de personas que lo único que hace es promover la actividad cultural y carnavalesca del pueblo. «Esta asociación desconoce el interés público y el uso futuro del local, lo que si conocemos es la forma de proceder frente a un colectivo de entre socios colaboradores y familiares de 120 personas, que sin ánimo de lucro participan de forma altruista en los carnavales y desde su inicio, igualmente en el desfile de Moros y Cristianos», concluyó el presidente del colectivo, Pedro Martínez Fernández.
El día de la entrega de llaves, eso sí, Los Lindrines dejaron constancia del acto de devolución del local, recordando que «en los últimos veinte años los locales que el Ayuntamiento ha concedido en precario a diversas asociaciones, se han venido realizando de la misma forma que a la Asociación Cultural y Carnavalesca Comparsa Los Lindrines, cuestión distinta es que ahora no se quiera reconocer, habría de valorarse la entrega de todos los locales en precario, pero no es intención de la asociación entrar en cuestiones de conflictos personales, ya que la asociación cultural tiene su propia dinámica y los asociados no tienen interés en entrar en polémicas estériles e infructuosas».
Finalmente, el colectivo agradeció al Ayuntamiento «los años en que hemos disfrutado de su uso, años que han servido para realizar talleres de costura, maquillaje y baile, en aras de participar en un carnaval que nos sentimos orgullosos de ayudar a engrandecer».
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