Sala del Jurado de la Audiencia Provincial de Almería. IDEAL
Tribunales

La acusada de encargar el crimen de su marido en Huércal-Overa: «Yo no le ordené que lo matara»

El presunto sicario también niega haber acabado con la vida de la víctima porque eran «amigos»

Daniel Serrano y Europa Press

Almería

Lunes, 26 de junio 2023, 18:04

Lo han negado todo. Los dos acusados de acabar con la vida de Gaspar, un albañil de 65 años que apareció muerto con una treintena de puñaladas en su cortijo de Huércal-Overa en agosto de 2021, han declarado este lunes ante el tribunal con jurado popular en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería.

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«Yo a mi marido lo quería, no quería perderlo ni que él me dejase. Yo no ordené que lo matara», ha dicho B. N. A. A., la mujer acusada de encargar el asesinato para la que la Fiscalía pide 22 años de cárcel.

Por su parte, D. V. G., el presunto sicario para el que el Ministerio Público pide la misma condena, ha asegurado que él no lo mató. «Éramos amigos. Estuve con él ese día en el cortijo, tomamos unas cervezas, nos fumamos unos cigarros y me fui», ha aseverado.

Eso sí, las versiones ofrecidas por ambos ante el tribunal han sido bastante contradictorias. Ella ha sostenido que le propuso a D. que hablase con su marido, que al parecer tenía intención de separarse de ella para casarse con su hija, para convencerlo de que no lo hiciera. Si lo conseguía, le daría la cantidad de mil euros. «Le dije que si no accedía le diese un susto, pero sin hacerle daño», ha relatado en la sala de vistas.

D. ha sostenido que el encargo era bien distinto y que ni le ofreció dinero ni cobró nada. «Me dijo que hablase con él para que cancelase una fiesta que quería dar a la que iban a asistir su hija -la de la acusada- y su marido. No pude hacerlo y me fui», ha apuntado.

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¿Qué pasó entonces en el cortijo 'los Cabecicos'? ¿Quién acabó con la vida de Gaspar? Según el relato de la Fiscalía, la mujer se reunió en su vivienda con el supuesto autor material del crimen el 12 de agosto y le ofreció al sicario 1.000 euros por acabar con la vida de su marido, a lo que el hombre habría accedido.

Un día después, el hombre se habría desplazado al domicilio de la mujer para cobrar el encargo, si bien esta le habría pedido más tiempo para reunir el dinero al tiempo que le habría indicado que su marido tenía previsto irse a su cortijo ese día; lo cual verificó posteriormente, sobre las 13.00 horas, mediante una llamada telefónica en la que comprobó que el hombre estaba solo.

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Así, la mujer llamó al acusado para avisarle de que su marido se encontraba solo en el cortijo y de que tenía «vía libre», de modo que sobre las 13.15 horas este «se dirigió en su vehículo hasta el inmueble».

La Fiscalía detalla que al llegar al cortijo el acusado llamó a la puerta y cuando la víctima le abrió, «con ánimo de acabar con su vida, se abalanzó» sobre ella y «le asestó múltiples puñaladas con un cuchillo en diversas partes del cuerpo», las dos primeras de ellas en la espalda, conforme a la investigación.

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La exploración posterior detectó una treintena de heridas por arma blanca, además de las defensivas, en el cuerpo de la víctima, 14 de ellas en el pecho además de otras en partes vitales del cuerpo como cabeza o cuello. La víctima falleció entre las 13.00 y las 15.00 horas por shock hipovolémico y no fue encontrada hasta un día después en el interior del cortijo.

Sospechas de infidelidad

La acusada, que ha sido la primera en declarar, ha reconocido que la relación iniciada en 2008 con Gaspar se había deteriorado un año antes de que ocurrieran los hechos, de modo que ella sospechaba que el hombre iba a «casarse con otra persona», en concreto con una de las hijas que tenía de una relación anterior.

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La mujer ha indicado que el mismo día de la muerte de su marido, quien se marchó sobre las 7.00 horas al cortijo que tenía a las afueras del municipio en 'Los Cabecicos', se volvió a ver con el supuesto sicario sin que hablaran de algo en concreto, aunque para el Ministerio Público dicho encuentro habría tenido lugar para efectuar el pago acordado el día anterior.

B. N. se ha mostrado imprecisa en cuanto a las llamadas que pudo haber cruzado con su marido horas antes de su fallecimiento, pero ha concretado que sobre las 13.00 horas recibió una llamada suya en la que pedía que entregara 50 euros a otra persona para comprarle tabaco, según ha indicado. La Fiscalía sostiene que las llamadas de esa mañana estuvieron orientadas a confirmar la presencia de la víctima en el cortijo para poder ejecutar el presunto plan preestablecido.

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La acusada ha explicado que el supuesto sicario fue a hablar con su marido, pero que ya no volvió a verlo hasta el día siguiente a los hechos, cuando acudió al «cementerio». Por su parte, el investigado ha reconocido que fue a hablar con la víctima entre las 13.15 y 13.30 horas del 13 de agosto pero que, tras no convencerla de nada, se marchó del lugar. Según su versión, volvió a ver a la acusada el día siguiente al crimen, pero cuando acudió su casa acompañado de su esposa y no en el cementerio, como ha apuntado ella.

«Yo a mi marido lo quería y no quería perderlo», ha añadido la mujer a preguntas de su letrado, quien en su exposición inicial ha incidido en que fue la propia mujer, con una «discapacidad intelectual grave diagnosticada», quien acudió a la Guardia Civil el 3 de septiembre de ese mismo año a «confesar los hechos». «No supo contener sus impulsos», ha defendido ante el tribunal.

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Su primera declaración

El presunto sicario ha declarado por primera vez desde que fue detenido por estos hechos, hace ya dos años, los que lleva en prisión. «Mi primera abogada, de oficio, me dijo que no declarase», ha trasladado.

D. ha negado haber matado a la pareja de la acusada, de la que era amigo. Así, ha dicho que el día antes del crimen acudió a la casa de la mujer porque tenía una llamada perdida suya, de modo que una vez allí esta le pidió que hablara con su marido para que «no diera una fiesta».

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El hombre, quien ha variado el número de encuentros que mantuvo con la acusada previamente al crimen, ha manfiestado que acudió al cortijo y que no pudo convencer a la víctima, por lo que cuando se marchó de allí, sobre las 13.30 horas, este seguía con vida. «No lo maté», ha asegurado sin poder dar explicación a que, en el interior de su coche, se hallaran restos de sangre de la víctima.

Durante la sesión de este lunes también han declarado, en calidad de testigos, dos agentes del laboratorio de criminalística de la Comandancia de Almería. Ambos han confirmado que durante el examen del vehículo el reactivo dio positivo ante posibles restos de sangre junto a la palanca de cambios en el lado del copiloto, de modo que las muestras fueron remitidas para su análisis.

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Igualmente han descrito el estado de la vivienda en la que encontraron el cuerpo del hombre, quien habría recibido cerca de una treintena de puñaladas conforme su examen forense. Así, han atestiguado que el crimen se produjo en una única sala, que era como un porche cubierto donde había una chimenea. Según han detallado, la entrada no estaba forzada, todo estaba «lleno de salpicaduras» y además se detectaron huellas de pisadas, que fueron recogidas también.

Del mismo modo, se obtuvieron otras siete huellas dactilares de las que dos se correspondieron con la víctima y otras cinco no pudieron ser identificadas. Los investigadores, por su testimonio, no apreciaron indicios de que el cadáver fuera arrastrado ni desplazado por la estancia. El juicio continúa este martes en la Audiencia Provincial de Almería.

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