María Rodríguez Segura
Jueves, 25 de febrero 2021, 23:58
El Levante almeriense va despertando poco a poco del letargo en el que se vio sumido tras la alta tasa de contagios por coronavirus después ... de las vacaciones de Navidad.
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El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) actualizó este jueves las tasas de incidencia de la enfermedad, y ambos municipios se colocaban por debajo de los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes. Vera con una tasa situada en los 859 podrá abrir su hostelería y comercio no esencial pero aún tendrá que bajar de los 500 para poder abrir perimetralmente el municipio, como ha sucedido en Antas (392,2).
De esta forma, tanto Antas como Vera se suman a la lista de municipios que vuelven a abrir las puertas de sus comercios considerados como no esenciales y la hostelería.
La imagen más repetida durante la jornada de ayer en ambas localidades fue la de hosteleros preparando la reapertura de sus locales. Una reapertura que afrontan «con ganas e ilusión» tras más de mes y medio obligados al cierre. Los distribuidores y comerciales que abastecen a estos locales se afanaban en surtir de todo lo necesario a sus clientes. Cabe destacar que este sector también ha sufrido las consecuencias del cierre de la hostelería puesto que viven principalmente de ella. Aún así muchos hosteleros no las tienen todas consigo, y prefieren ser cautos y comprar el genero justo, para ir viendo como avanza esta nueva desescalada.
«Tengo muchas ganas de recibir a mis clientes de toda la vida, sé que apenas suba la persiana mañana estarán esperándome para que les sirva un café» aseguraba Claudia Balanescu, quien regenta de uno de los bares de Antas. Mientras Balanescu limpiaba a fondo su terraza, los vecinos que pasaban por ahí se paraban para preguntarle «si ya abría mañana» y para desearle toda la suerte del mundo.
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También en Antas, los hermanos García, Pedro y Diego, ultimaban los detalles de las nuevas mejoras que han hecho en su cafetería, y es que durante este parón han aprovechado para llevar a cabo pequeñas reformas en su local. Ahora, su terraza se ha llenado de coloridos paraguas que perfectamente podrían ser una metáfora del chaparrón que ha tenido que soportar la hostelería y la esperanza de que con la primavera vendrán tiempos mejores.
Cabe destacar que el municipio antuso ha estado durante varias jornadas encabezando la lista de contagios, llegando a rozar una incidencia de 6.000 contagios por cada 100.000 habitantes. Unas cifras que se tradujeron en cientos de vecinos enfermos por coronavirus, fallecimientos y grandes pérdidas para los comercios de la localidad. Antas es conocido por ser el pueblo con más pymes por habitantes a nivel andaluz, un hecho por el cual las restricciones afectan de manera especial en esta pequeña localidad de poco más de 3.000 habitantes.
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Ahora que los municipios recuperan su actividad comercial, el mensaje que envían desde los Consistorios es el de «no relajarse con las medidas higiénicas y de prevención para evitar repetir una situación similar a la vivida semanas atrás».
Lo que para muchos podría ser una locura «con los tiempos que corren», para otros son oportunidades, y aún hay quienes se animan a emprender y a montar su propio negocio.
María José Gallego Granero y Mari Carmen Jiménez Pomares son un ejemplo de que en plena pandemia todavía hay quien se atreve a emprender. A principios de año estas dos jóvenes tomaron la decisión de unirse y abrir una tienda física en la que vender los productos de moda que ya vendían on line. «Teníamos previsto abrir las puertas de Malika el 1 de febrero, creíamos que los contagios no se iban a disparar de la forma en la que lo hicieron y teníamos la esperanza de poder abrir entonces... Abrimos ahora con muchas más ganas de recibir a nuestras clientas como se merecen», comentaba Granero.
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Así mismo, dicen estar «infinitamente agradecidas» a los dueños del local porque se comprometieron a no cobrarles alquiler hasta que no comenzasen a trabajar a pleno rendimiento y eso, aseguran, «es algo que muy pocos hacen».
«Cogimos las llaves del local el 9 de enero, desde ese día hasta el 30 nos dedicamos a pintar, decorar e ir recibiendo género, porque pensábamos que para principios de febrero podríamos abrir, pero no fue así... Hemos seguido trabajando a puerta cerrada, vendiendo a través de nuestra web con envíos exprés o mediante pedidos por whatsapp que nos hacían las vecinas del municipio» apuntaba Jiménez.
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Hoy hacen frente a su primer día abiertas al público, y esperan que sea el comienzo de una gran aventura, así como que tras las medidas a las que ha estado sometidas el sector de la moda, las personas se vuelquen apoyando al comercio local.
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