La mala alimentación y la falta de higiene propiciaron que estas infecciones originasen más estragos. DIPUTACIÓN

Epidemias en Almería antes del covid-19

Historia ·

El siglo XIX en Almería estuvo marcado por enfermedades derivadas de la escasa calidad del agua, la falta de higiene e innumerables hambrunas

MARÍA RODRÍGUEZ SEGURA

Almería

Sábado, 24 de abril 2021, 23:51

Las epidemias han sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad, de la que la provincia de Almería no se ha librado. Se puede decir que Almería ha batallado con fiereza las más grandes enfermedades. El cólera, la fiebre española o el tracoma, entre otras enfermedades llegaron, mucho antes que el covid-19, a diezmar a la población almeriense, dejando a su paso miles y miles de muertos.

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El siglo XIX en Almería estuvo marcado por enfermedades derivadas de la falta de calidad del agua, carencia de higiene, hambrunas e incluso dolencias relacionadas con el trabajo. A finales de siglo, en la década de 1880-1890, Almería contaba apenas con unos nueve hospitales en toda la provincia. Según apunta el historiador Juan Francisco Colomina, «los centros de salud brillaban por su ausencia», y los hospitales de la época debían atender a las miles de personas que se infectaron. Así, la asistencia sanitaria y las prestaciones eran mucho mayores en centros urbanos que en los pequeños pueblos; punto clave que, incrementaba, o no, las posibilidades de supervivencia. Los archivos municipales, libros que recogen la historia local y múltiples estudios de la Universidad de Almería sobre epidemias y catástrofes históricas aportan buena cuenta de ello.

Una de las enfermedades con mayor incidencia mortal fue el cólera, que se transmitió a través del agua y los alimentos. Esta fue una de las pandemias más extendidas en el mundo, a la provincia llegó en 1834 con gran cantidad de municipios afectados, como Adra, Canjáyar, Nacimiento, Vícar, Vélez Rubio y Almería, además de Dalías, Huércal Overa y Roquetas de Mar.

Esta enfermedad se repitió con grandes brotes durante los años 1855, 1860 y 1885. En España, el cólera afectó a millones de personas durante el siglo XIX y acabó con la vida de 800.000 personas. Para hacernos una idea, el brote más grave, en 1885, se cobró la vida de 2.566 almerienses.

Respecto a la fiebre española, Colomina asegura que «fue una pandemia en toda regla, similar a la actual». Aunque no hay datos específicos de Almería, se estima que esta pandemia se llevó por delante la vida de 200.000 españoles entre 1918 y 1919, siendo 6.429 bajas almerienses. Almería registró el segundo índice de letalidad más alto de España. Tal y como sucede ahora con la covid-19, la extensión a grupos muy amplios de la población y el desconocimiento del agente causal, fueron los factores que, sumados, confirieron a la gripe un carácter de importante problema de salud pública.

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También en 1918, el oftalmólogo Manuel Marín Amat comenzó a observar la propagación de una dolencia ocular que se contagiaba de unos a otros, conocida como tracoma. Según apunta el historiador Colomina, en Almería el tracoma tuvo «un efecto traumático en el imaginario colectivo. Lo sufrieron en los barrios más empobrecidos de aquellos años, como los de La Chanca o Pescadería, aunque se propagó rápidamente en los años de la postguerra por toda la ciudad».

Una dolencia que, como en la mayoría de enfermedades contagiosas, afectó a la población más humilde, donde reinaba la miseria y escaseaba la higiene. En ese sentido, un trabajo de Donato Gómez Díaz, 'Bajo el signo del cólera y otros temas sobre morbilidad, higiene y salubridad de la vida económica Almeriense' , refleja que sufrieron tracoma mayormente los que trabajaron en la industria del esparto, a causa de la acción irritante de las partículas de este vegetal, y de la pesca por la completa ausencia de medidas higiénicas. El sector minero, al estar expuesto a la acción directa del viento eran propensos a contraer el tracoma. Esta enfermedad le valió a la provincia el áspero apelativo de «la Tierra de las legañas» y a sus habitantes el apodo de «legañosos».

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Cuevas del Almanzora, Garrucha, Mojácar, Carboneras, Níjar, Almería, Roquetas y Adra fueron algunos de los principales municipios que se vieron afectados por este mal. Esta enfermedad no se erradicó hasta los años 70.

La mala alimentación y la falta de higiene propiciaron que estas infecciones originasen más estragos. En ese sentido, en la provincia fue la gente pobre, la que se encontró contaminada de las enfermedades que llegaron con el paso de los años. La falta de agua en las casas y la inexistencia de una red saneamiento o alcantarillado motivaron la proliferación y contagio de las enfermedades.

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En muchos casos, el mejor consejo que podían dar los médicos para salvarse era que los que pudieran se ausentasen lo antes posible de la región agravada por la enfermedad. Y esa fue la solución de la que se benefició la clase más privilegiada. Todos aquellos a los que su economía les permitía marcharse de la ciudad y vivir en otro lugar alejado de la enfermedad, no tardaron en iniciar el éxodo a sus segundas residencias. Algo que también hemos visto en la pandemia actual.

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