María Moreno, la mojaquera que pone rumbo al auxilio de Ucrania

La solidaridad del Levante partió ayer hacia Ucrania. Al volante de la furgoneta de la solidaridad va María Moreno, propietaria del restaurante Cabo Norte en Mojácar, y de copiloto Natalia -de origen ucraniano- empleada y amiga de María. Ambas emprendieron un viaje de casi 4.000 kilómetros y más de 30 horas hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para entregar alimentos y ropa a quien la necesite y a la vuelta traer a ciudadanos que hayan salido de Ucrania huyendo de la guerra.

Natural de Jaén, María llegó a la provincia de Almería hace 19 años, donde emprendió su propio negocio de hostelería. Poco tiempo después conoció a Natalia, recién llegada de Ucrania y sin papeles se presentó en su local para pedir trabajo. María ayudó a Natalia desde el primer momento, regularizando sus papeles y dándole un trabajo. Años después de aquello las une una relación de grandes amigas.

Las noticias que llegaban de su país natal tenían a Natalia con el alma en vilo. El día que estalló la guerra María la encontró hecha un mar de lágrimas en la cocina del restaurante. Mientras intentaba reconfortarla, la hostelera se ponía en la situación de su amiga. «Si invadieran mi país, no sé cómo estaría yo», apunta. Y es que Natalia, aunque tiene a su familia directa en la provincia, tiene en Ucrania muchos familiares y amigos.

Por este motivo, María le propuso a su amiga alquilar una furgoneta, llenarla de suministros y partir rumbo a la frontera con Ucrania. Una vez allí, la intención es volver con pasajeros que necesiten refugiarse de la guerra. Fue dicho y hecho. Alquilaron un monovolumen de siete plazas y compartieron un mensaje en redes sociales en busca del apoyo de todo aquel que quisiera colaborar. «Si todo va bien el próximo domingo día 6 saldré junto con Natalya Kabyuk hacia la frontera de Polonia con Ucrania. Si hay alguien que quiera mandar mantas, ropa de abrigo, comida… Nuestro plan es conducir hasta la frontera, soltar lo que llevemos y volver con las personas que quepan en la furgoneta que hemos alquilado», rezaba la publicación de Facebook. Un post que ha tenido un gran alcance, compartida 147 veces y con más de 130 comentarios de personas interesadas en aportar productos.

María se sorprendió de la avalancha de solidaridad que recibió tras hacer la publicación con multitud de ayuda hasta «de personas que no conozco y que están contactando conmigo para ver cómo pueden ayudar». Hasta su restaurante se han acercado personas para dejar sus pequeñas aportaciones. Han sido varios días trabajando intensamente preparando todo lo que generosamente han donado los vecinos del Levante. Un trabajo que finalmente se ha organizado y repartido en cinco furgonetas que volverán con 30 mamás y niños «para alejarlos del horror de la guerra».

El Ayuntamiento también ha querido sumarse a la causa, apoyándolas económicamente.

Ahora, con la carretera por delante María asegura no buscar recompensa o reconocimiento, sino sentirse bien. Porque según sus declaraciones «ayudar a alguien es muy bonito» y más en tiempos difíciles como los que corren para el pueblo ucraniano.

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