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Se puede ver incluso desde Google Maps , Nino cumplió su sueño tras ver estas ballenas en el Índico y construyó una a tamaño natural en su casa de Mojácar. MRS
Moby Dick varada en un patio de Mojácar

Moby Dick varada en un patio de Mojácar

Viral ·

Bernardino Cortés, bajo el nombre de Nino Mojácar, ha construido con materiales reciclados una ballena azul de 32 metros y que en su interior guarda una exposición de sus esculturas

MARÍA RODRÍGUEZ SEGURA

Mojácar

Sábado, 6 de marzo 2021, 09:16

Hasta hace unos días solo unos pocos conocían la existencia de una ballena en el patio de un vecino de Mojácar, tras una publicación en Facebook son ahora muchas personas las interesadas en conocer esta imponente obra de arte.

Bernardino Cortés Torres, bajo la firma de Nino Mojácar, es el padre de esta réplica, a tamaño real y visible desde satélite, una ballena azul como las que vio en su juventud durante sus viajes por el océano Índico. Una obra realizada en su totalidad con materiales reciclados y que, además, en su interior alberga una galería de las diferentes obras del artista.

Una exposición que Nino, quien ha enseñado siempre en visitas privadas, espera poder abrir al público cuando las aguas de la pandemia por Covid-19 se calmen un poco. «Me gustaría poder recibir a niños del colegio e instituto para que puedan ver mis obras y contarle la historia detrás de cada una y que además aprendan cómo las hago». Estar en el interior de esta estructura evoca a la escena cuando Gepetto y Pinocho fueron engullidos por una ballena, algo que provoca que salga el niño que todos llevamos dentro.

Bernardino ha tardado casi diez años en darle vida a esta ballena de 32 metros de largo cuya cola sale de su patio y queda en el aire. «Una vez lista, tuvimos que colocarla con una grúa para que encajase correctamente», apunta el artista mientras va explicando el proceso de creación. Gran parte de la madera de este cetáceo proviene de un chiringuito de la playa que reformaron y Nino aprovechó para su obra. s

«Yo quería guardar mis obras en un lugar especial y pensando me vino la imagen de las ballenas azules que vi durante mis viajes. Comencé por la estructura, asegurándola bien al suelo, y poco a poco fui dándole forma», al mismo tiempo ha ido creando otras esculturas porque «si solo me dedicaba a está, corría el riesgo de aburrirme y como mi mente está siempre imaginando no puedo dejarlo para otro momento porque se me olvidaría».

Una vida dedicada a la ingeniería mecánica, 25 años viviendo en África y su pasión por el arte y darle una segunda vida a los materiales, ha contribuido a que en la casa de Nino se respire arte por los cuatro costados. El suelo sobre el que se erige esta ballena azul también forma parte de la obra, pues Nino ha transformado el suelo en un espectacular mar al que no le falta detalle, como un espectacular tiburón blanco que fue protagonista de uno de los mayores sustos en el mar que ha vivido Nino. La ballena y las esculturas que parece haberse tragado no son las únicas muestras de la increible creatividad de Nino. Junto a la ballena se encuentra un barco -el porche del apartamento- un lugar donde al entrar te sumerge en su particular mundo de fantasía, cercano al arte Naíf con vestigios de sus vivencias en África.

El Seat 600 de Nino con una recreación del Covid-19. MRS

También en su patio se puede observar un espectacular Seat 600 rojo al que Nino ha añadido un cartel que dice «Coronavirus, pandemia global 2020. Más vale prevenir que curar» y, una recreación del virus, como no podía ser de otra forma, hecha con sus propias manos. Una bicicleta atravesada en un árbol y una casita árbol sobre un ficus son algunas de las curiosidades que se pueden ver en el jardín de este hombre.

Basta hablar con Nino unos minutos para darse cuenta de que sus vivencias podrían ocupar las páginas de un libro de aventuras como Moby Dick. Nació en Zamora, estudió en Madrid y después de acabar la mili partió hacia África. Allí pasaría 25 maravillosos años junto a su mujer, una inglesa hija de un alto cargo militar a la que conoció en Sudáfrica. Ambos conocieron Mojácar durante unas vacaciones, quedando prendados de su extraordinaria naturaleza y clima que les evocaba al africano. Cuando dejaron África probaron a vivir en Madrid, pero Nino asegura que «no terminábamos de adaptarnos a la vida de ciudad, y hace ya 32 años decidimos comprar este terreno en Mojácar e instalarnos aquí».

Durante un viaje a Sry Lanka nació su inquietud por el mundo de la escultura, «me quedé sorprendido de las esculturas que había, esculturas de todas las religiones hasta en las rotondas, también visitaba exposiciones pero hasta ese momento no había realizado nada».

Dice de su mujer, quien falleció hace tres años, que siempre le apoyó en sus ideas pero que nunca se lo dijo directamente para que él no se le creyera. «A mi nunca me lo dijo, pero entre su grupo de amigas siempre les decía que tenían que venir a casa a ver la maravilla que estaba haciendo», recuerda Nino con cierto halo melancolía.

Ahora Nino vive en compañía de su perro bodeguero y de su loro - como buen capitán de barco- aunque tambiñen recibe la visita de sus amigos y vecinos, algunos de los cuales han colaborado en la creación de su ballena azul. «Muchos me dicen que podría escribir un libro contando mis aventuras por África, pero para eso tendría que quitarme parte del tiempo que le dedico a mis esculturas...», asegura un sonriente Nino.

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