Homenaje a Felipe Torres en las Jornadas de Matanza

«Siempre dispuesto a todo, a colaborar en lo que haga falta», dice de él, alguien que lo conoce bien. «Un homenaje muy merecido», exclama en facebook uno de sus sobrinos bajo las fotografías que dejan constancia de la placa que entregaron a Felipe Torres en el primer día de las VI Jornadas Gastronómicas Cocina de Matanza en Sierra Cabrera, Turre, organizadas por la Asociación de Vecinos Los Moralicos, en beneficio, además en esta ocasión, de la construcción de un Albergue Público.

Jennifer Simón Carrión

Martes, 10 de mayo 2016, 09:31

Felipe Torres es un hombre de la sierra, de toda la vida, servicial y sencillo, al que se le ha mostrado el aprecio y se ha reconocido su larga trayectoria al servicio común, con el homenaje que Los Moralicos quisieron rendirle el pasado día 6 de diciembre, dentro de las jornadas de matanza, siendo así parte importante la conexión entre el trabajo por conservar las tradiciones que hacen a través del colectivo turrero y gracias a la incansable y voluntaria labor de personas como Felipe.

De hecho, tal y como explica, Eduardo Sánchez, en la preparación de la última ruta de la Luna Llena que se hizo por la Sierra, Felipe fue clave a la hora de redescubrir senderos ocultos por la maleza y el tiempo. Acompañó a los organizadores en la preparación y apertura de dichos senderos y les dio una lección de fortaleza, caminando la Sierra como pocos.

Las maravillas de la serranía

Ideal ya se hizo eco este verano de esas 'cosas' de la serranía, precisamente, en esa recuperación de senderos de la Sierra.

Lo explicaba también Sánchez, quién contaba que «muchas de esas sendas que transportaron hace años alegrías y tristezas han desaparecido, se han borrado. Pero afortunadamente estas sendas aun siguen viviendo en la memoria de algunos de los que vivieron y sufrieron las alegrías y los rigores de la sierra, es el caso de Felipe 'El Viudo' que en cada salida nos muestra lo poco que queda de estas veredas. Yo le pregunto cómo es posible que después de tanto tiempo pueda recordar milímetro a milímetro por donde se extendía la vereda. Él me mira y me dice: «¿A ti se te olvida el camino de tu casa?, pues igual», mientras una luz brilla en sus ojos y las arrugas de su cara, forjada por miles de días al sol, perfilan una sonrisa».

Y esa forma de vida, como cuenta Sánchez, «lo hacen de forma voluntaria, como se ha hecho de toda la vida en la sierra, que sin contar con la ayuda de nadie han sabido salir para adelante. 'Hoy me ayudas a mí y mañana yo te ayudo a ti', como dice Felipe».