El mundo de la cultura se une en Antas ante los retos del tiempo presente

Ciento dieciséis personas vinculadas a todos los ámbitos de la cultura, de la pintura, la escultura, el periodismo, la poesía, el ensayo y la novela, la historia y la arqueología, la universidad y la enseñanza en general, la fotografía, el cine y el teatro, el lenguaje del barro y el de las flores, la música e, incluso, la diplomacia, ante los retos del presente y la feroz realidad y el convencimiento de que hoy, tal vez más que nunca, es necesaria la acción y la eficacia de esas acciones que venimos realizando en nuestro entorno, hemos decidido unir nuestros esfuerzos para construir un hábitat más humano.

Javier Irigay

Martes, 10 de mayo 2016, 09:12

 

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Este manifiesto pretende ser mucho más que una declaración de intenciones; nace, esencialmente, con la voluntad de la acción precisa, constante y diligente y lo vinculamos a El Argar porque ha tomado cuerpo, concretamente, en Antas, frente al terrero de la capital del sudeste ibérico en la edad de los metales, el sábado 24 de noviembre.

El último sábado de noviembre fue, sin duda, uno de esos días en que el otoño antuso se teje de un sol amable que envuelve cuerpos y emociones. Un puñado de amigos habíamos recorrido las calles del pueblo acompañando a Julio Alfredo Egea, uno de los poetas más importantes de la generación del cincuenta, y compartimos vino y tertulia a pocos metros de la meseta que ocupó, al otro lado del río, la primera civilización ibérica.

Y, a los postres, dimos lectura al que denominamos "Manifiesto de El Argar. Unión desde la cultura para el tiempo presente" y el manifiesto tomó cuerpo y el cuerpo, encarnado en los presentes, buena parte de los firmantes, adoptó su primera decisión: la fundación de una expedición que se adentre en la espesa e ignota selva administrativa con la misión de la puesta en marcha de la rehabilitación y valorización del tan rico como ignorado y abandonado patrimonio histórico y cultural de nuestro entorno, cuya importancia es de tal envergadura que hiciera exclamar, hace más de cien años, a los hermanos Siret que "de tener un techo, toda Almería sería un museo". Asimismo, será redactado un diario de viaje que dará cumplida y puntual cuenta de cuanto aconteciere en tal afán y de las actitudes observadas en cada uno de los interlocutores entrevistados.

Más tarde, Sensi Falán y César Maldonado llenaron la tarde de canciones y Juan José Ceba leyó magistralmente El hombre sentado, poema de Julio Alfredo Egea, el hombre sentado enfrente. Después, más versos del poeta de Chirivel ocuparon la noche antusa y los presentes supimos que aquella noche, ciento dieciséis velas, unidas, conformaron un potente faro para romper las sombras.

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