La Vera-Cartagena hunde la cabeza
Las expectativas no se han cumplido. Ni ahora, ni en ninguno de los casi seis años que esta carretera, la alternativa costera a la Autovía del Mediterráneo, lleva abierta al tráfico. Las expectativas con las que echó a andar eran potentes. La concesionaria Aucosta confió en que por su asfalto rodarían entre 5.500 y 9.900 usuarios solamente en una primera fase. Pero desde los primeros meses, las previsiones iniciales quedaron muy muy lejos de la realidad que ellos habían barajado. El IMD medio anual (índice que mide la Intensidad Media Diaria en las carreteras) no ha pasado de los 3.300 vehículos diarios en el tiempo en el que lleva abierta al tráfico. E incluso se ha observado como los tráficos han ido a la baja. Y eso que se preveían hasta 30.000 coches en pocos años.
M.C
Martes, 10 de mayo 2016, 09:57
El mes de agosto, el estrella de esta carretera costera, ha quedado este año en un IMD de 4.599 vehículos. El resto de años desde su apertura, siempre había superado los 5.000. ¿Qué ha pasado? La crisis económica ha devorado las expectativas de esta concesión pública. Los números de la autopista han ido en paralelo al parón inmobiliario de la costa murciana y del litoral levantino almeriense.
Pero un impacto aún mayor, al menos en los ánimos de enmienda, ha sido el parón vivido por el proyecto de Marina de Cope. Un total de 20.000 plazas turísticas proyectadas en un paraje entre Águilas y Mazarrón que podía haberse convertido en el salvavidas del proyecto y que ha terminado siendo uno de sus 'verdugos'.
Para más inri, el pasado mes de diciembre una sentencia del Tribunal Constitucional acabó por darle la puntilla a la posibilidad de que este proyecto pudiera reflotar en un futuro próximo. El alto tribunal tumbaba la Ley Regional del Suelo en un fallo que afectaba directamente al proyecto de Marina de Cope y sentenciaba a favor de los demandantes; colectivos ecologistas encabezados por la asociación Prolitoral que fueron apoyados por el PSOE, principalmente el Grupo Parlamentario en el Congreso de los Diputados, y la exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona.
Además, la alta densidad viaria en la provincia de Murcia ha permitido que muchos viajeros sorteen el peaje de la vía privada con viales alternativos. Por ejemplo, las autovías RM-2 y RM-3, que enlazan Totana con Mazarrón y Alhama con el Campo de Cartagena. Ambas autovías, públicas, sin peaje, permiten viajar desde la Autovía del Mediterráneo, en el interior, hacia los municipios turísticos de la Costa Cálida murciana sin necesidad de pasar por caja.
Desfase
Los números inicialmente previstos y los arrojados por la explotación distan de converger. Llevan distando desde que abrió al tráfico. Hasta tal punto que el desfase ha llevado a la compañía a declarar concurso voluntario de acreedores. La Cartagena-Vera se convertía en la sexta autopista de peaje que se acoge en los últimos meses a lo que antes se llamaba suspensión de pagos debido a las dificultades económicas que ha supuesto la caída del tráfico y el sobrecoste de las expropiaciones. Junto a ella, tres de las autopistas radiales de la capital española (las R-4, R-3 y R-5) además de la Ocaña-La Roda y la Madrid-Toledo.
Con 115 kilómetros de longitud, y partiendo desde un enlace con la Autovía del Mediterráneo en un punto próximo a las localidades de Vera y Cuevas del Almanzora, circula próxima a otros núcleos de población del Levante Almeriense como Los Lobos, San Juan de los Terreros o Pulpí hasta adentrarse en la Región de Murcia a pocos metros del Túnel del Aguilón, uno de los más largos de España.
Su construcción supuso una inversión de unos 650 millones de euros para un plazo de concesión administrativa de 36 años, y es totalmente de peaje a excepción de la circunvalación cartagenera. Su continuación, la Cartagena-Alicante, ha sorteado el problema gracias al vigor turístico de la Costa Blanca.
La mala suerte
La autopista de peaje no solo se ha cruzado con la crisis inmobiliaria. También lo ha hecho con la mala suerte de la climatología. La torrencial lluvia del pasado mes de septiembre, que asoló el Levante Almeriense y las comarcas del sur de la Región de Murcia, acabaron con el viaducto que salva la Rambla de Canalejas, en el tramo almeriense de la vía de alta capacidad, junto a la localidad de Pulpí.
Ante dicha catástrofe natural, ha sido necesario poner en carga unas obras importantes que mantuvieron parte de la autopista cerrada al tráfico. Entre el 28 de septiembre y el 5 de febrero, el tramo afectado tuvo que someterse a la demolición de las infraestructuras dañadas y a la construcción de dos puentes completamente nuevos que permitieran el paso de los vehículos en ambos sentidos.
Sólo el tiempo dirá qué pasará con esta infraestructura, construida al calor de la bonanza económica y del desarrollo turístico de la costa levantina, almeriense y murciana. Izquierda Unida ya ha preguntado por ello en Las Cortes con la finalidad de conocer las previsiones gubernamentales.
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