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Un Cristo ‘muy almeriense’

Mojácar, el pueblo turístico por antonomasia de la provincia de Almería, ha sido siempre un lugar de inspiración para artistas y bohemios. Extranjeros de todas partes del mundo la han elegido para hacer de este blanco pueblo, medio moro medio cristiano, su lugar de vida. Por su luz, por su magia, por su gente. Sus blancas callejuelas, llenas de flores, sus arraigadas fiestas, su carácter acogedor y sus monumentos. La Iglesia de Santa María es uno de ellos, una sencilla edificación, hecha fortaleza en su exterior, atesora en su interior una obra que bien resume lo que es y ha sido este pueblo.

Jennifer Simón Carrión

Martes, 10 de mayo 2016, 10:32

Un fresco que representa un Cristo «muy almeriense» y que preside el altar en su ausencia de retablo, ya que el original, desaparecido durante la Guerra Civil (1936-39), fue sustituido por una pintura al fresco realizada entre 1981 y 1982, por el pintor alemán Michael Sucker, por encargo.

El pintor, nacido en Alemania, el en marzo del año 1951, residió en Mojácar durante nueve años. Durante su estancia en este bello pueblo del Levante almeriense, Sucker, diseñó y realizó esta pintura al fresco, que cubre todo el altar principal. Según el mismo artista relata, varios artistas locales recibieron el encargo de realizar un boceto, siendo finalmente elegido el suyo, en el que quiso plasmar el ambiente de Mojácar, su luz, y el Indalo, símbolo de la ciudad, pero cristianizándolo. De este modo, ideó la figura de un Jesús, amable y positivo, vestido de blanco, cubierto por una bóveda celeste en forma de arco, y cuyos extremos parten desde las palmas abiertas de sus manos, formando una gran semicircunferencia, a modo de arco iris. Así cuando se mira a Jesús, se ve también el Indalo de Mojácar. A la derecha y a la izquierda de este particular Salvador, se retrata el desierto, con su escasez de agua y penurias, como ejemplo del sufrimiento y el esfuerzo humano, el propio pueblo de Mojácar, como símbolo del paraíso en la tierra y el mar con la riqueza natural que aporta. El fresco también incorpora el símbolo de la sabiduría y la paloma de la paz, o espíritu santo. Cuenta Michael Sucker, que fue el Ayuntamiento quien inició el encargo, por petición popular, si bien finalmente, fue el pueblo de Mojácar, quién realizó una recolecta general, para pagar al artista, y que este pudiera hacer frente a parte de los gastos que se ocasionaron, tales como preparación de la pared, pigmentos, pinturas y el propio trabajo del autor. Todo lo anterior es lo que explican, para que se conozca, desde el área de Turismo del Consistorio mojaquero. Además añaden una anécdota, que resulta poco más que curiosa. Y es que Sucker sospechaba y así se produjo, que el presupuesto municipal para dicho fresco, de 15.000 pesetas, finalmente fuese destinado a promocionar el club de fútbol, entonces el artista retrató a la madre del alcalde con un balón de fútbol a los pies, y con una réplica de aquel fresco eclesiástico colgado en la pared trasera del retrato. Este cuadro fue vendido a Charles Baxter (actor americano). En definitiva, dentro de su iglesia fortaleza, Mojácar ofrece al visitante, a través de este particular altar, una bellísima obra de arte, del siglo pasado, y que refleja en sí misma no solo la espiritualidad religiosa para la que fue concebida, sino el ambiente de la ciudad, su luz y por supuesto, la presencia continua de artistas nacionales e internacionales llegados a Mojácar en busca de la inspiración que esta bella localidad ofrece. La iglesia parroquial de Santa María supone el punto de inflexión entre la Mojácar musulmana y cristiana. Probablemente construida sobre el emplazamiento de una antigua mezquita árabe que cumplió su doble función: religiosa y como fortaleza defensiva. El templo fue construido a finales del siglo XVI, a partir del año 1560, por el maestro constructor Sebastián Segura, siendo la torre antigua restaurada casi por completo a finales del siglo XX. El carácter defensivo de esta fortaleza es una de las principales características de este edificio de estilo renacentista, declarado Bien de Interés Cultural.

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