Nikki Simone: La vida ‘eterna’ sobre la piel

Nikki Simone es bailarina, terapeuta artística y creativa. Es inglesa, aunque lleva 19 años en España, diez de ellos en Mojácar. La «intencionalidad» la define porque cree que «cada persona hace lo mejor que puede en cada momento». Esa es su mirada de la vida y a nivel de trabajo. Es una persona altamente espiritual y luce en sus brazos y espalda una serie de coloridos tatuajes que hacen presagiar que ese mundo interior estará también en las imágenes que se dibujan en su cuerpo. No nos equivocamos.

Jennifer Simón Carrión

Martes, 10 de mayo 2016, 10:12

 

Publicidad

«Todos mis tatuajes están relacionados, cuentan una historia, mi historia», confirma. Aunque la idea de tatuarse es bastante reciente, hace sobre tres años, llevaba mucho tiempo pensando en hacerlo. «El motivo fue la despigmentación que sufre mi piel, mis brazos, y con mi profesión me creaba un problema estético, al que decidí dar la vuelta para que esto no fuera un obstáculo para mí, sino que pudiera fluir con ello, así que pensé en dibujar mi cuento», dice Nikki. La historia comienza en su mano derecha desde donde emerge la raíz, con margaritas que en su tierra están por todas partes y de ellas nace el tallo que va hacia arriba representando el crecimiento de su persona, encontrándose consigo misma representado por un ser alado, un hada que la define («que surgió más tarde, estaba allí escondida, y después de hablar con el tatuador Oscar Kilombo, apareció allí como por magia», puntualiza), junto con las mariposas en ese mundo de magia que es la vida para Nikki. La mariposa además representa la metamorfosis, los cambios que hacemos y se rodea de flores llamadas 'no me olvides jamás' que representan a las personas de su vida. «Y poco después llegó el florecimiento que es mi hija, un hada rubia y su nombre 'Aisha' es el final de la línea dibujada de mi brazo derecho», comenta. En el otro brazo la belleza absoluta y la espiritualidad del pavo real, con su cola llena de ojos de inmortalidad. «Porque el alma es inmortal», asegura. El animal está bajo un cerezo cargado de flores. «El cerezo es la delicadeza y la belleza que pasa también por el dolor de sus espinas, por el rojo de la sangre... porque lo que florece lo hace a través del sufrimiento», explica. En la parte baja del cuello se unen ambos trazados de tatuajes de los brazos, en un compromiso. «Después de 17 años juntos, Juan (mi marido) y yo decidimos casarnos y en lugar de alianza nos tatuamos una geometría sagrada: el triángulo dentro del círculo, que es el cosmos, el universo (uni-verso: una sola canción), una unión eterna, una interconexión que siempre está. Ese motivo está dentro del árbol de la vida, que es la naturaleza, los ancestros, las raíces. Encima de él la pirámide con el Ojo de Orus que conecta con la simbología de Egipto y tiene que ver con el baile y también con la protección y la apertura para ver más allá. Todo ello está dentro de un atrapasueños por que todo ello formaría parte del mismo sueño y cuando los visualizo se convierten en mi realidad, es nuestro sueño hecho realidad», añade Nikki que, por supuesto, jamás en la vida se quitaría ni modificaría nada de lo que lleva tatuado, cargado de significado. «Escucho que dicen que luego cuando se envejezca uno y se arrugue la piel te arrepentirás de llevarlos. Jamás. Eso no me preocupa, me sentiré orgullosa de que envejezcan conmigo, se transformen con mi piel y recojan la sabiduría y las arrugas que yo tendré».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad