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E. P.
CARBONERAS
Lunes, 20 de mayo 2019, 00:23
Un informe pericial del Instituto Nacional de Toxicología ha concluido que los vertidos detectados en la planta desaladora de Carboneras en abril de 2018 procedentes supuestamente de la fábrica de biodiésel propiedad de F.J. Sánchez Sucesores SAU son de «naturaleza contaminante» y advierte de que «causan daños sustanciales» a la calidad de las aguas. El análisis de las muestras recogidas por el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil revelan que estos vertidos «incontrolados» contienen sustancias que, debido a su «naturaleza contaminante», necesitan ser gestionadas «por un gestor autorizado» que garantice que se someten a «tratamientos adecuados para que se asegure la protección de la salud humana y del medio ambiente».
«Un vertido de estas características no es autorizable en ningún caso», remarca la pericial, remitida al Juzgado de Instrucción 1 de Vera, en el marco de las diligencias previas abiertas a raíz de vertidos que habrían afectado a los pluviales de la planta desaladora. Uno de ellos fue denunciado en abril de 2018 por el gerente de la empresa Acuamed, quien comunicó a la Guardia Civil que, de una de las paredes, «emanaba un residuo líquido viscoso de color negro» en «grandes cantidades», y el segundo, en dos episodios con 72 horas de diferencia, en octubre, en sendas actuaciones de la propia Guardia Civil.
El informe avisa, asimismo, que, dependiendo del «volumen» y la «continuidad del vertido», este puede «perjudicar» el equilibrio de los sistemas naturales y, «por su proximidad a una zona de captación de aguas para abastecimiento humano, podría causar un riesgo para la salud de las personas». La Guardia Civil remitió para análisis tres muestras diferentes y, de sus análisis, se desprende la presencia de «ésteres metílicos que tendrían su origen en el proceso de transesterificación para la obtención de biodiésel «empleando para ello metanol, siendo este último un producto tóxico que debe recuperarse de manera eficaz en el proceso». «Se han detectado también altas concentraciones de aceites y grasas, así como hidrocarburos totales del petróleo, insolubles en el agua y que resultan muy tóxicos para los organismos vivos», añade los peritos, que remarcan que los aceites industriales analizados en las muestras «tienen la condición de residuos peligrosos».
Subraya, en esta línea, que su presencia «supera ampliamente» los valores límite de emisión para aceites y grasas «en aguas costeras y de transición» al tiempo que traslada que «la contaminación por este tipo de sustancias se caracteriza por su persistencia en el ecosistema a pesar de los procesos de degradación natural a que puedan ser sometidos». «De llegar al mar, el ecosistema puede sufrir afectaciones debidas al impacto negativo de estos contaminantes sobre sus diferentes componentes», concreta para recordar que, la posible zona de influencia del vertido, contiene producción de moluscos y otras especies de invertebrados marinos acuáticos en los que «un vertido continuado puede producir efectos perjudiciales en el consumo de productos costeros, especialmente bivalbos filtradores».
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