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Próximo destino: Sudamérica

No es lo mismo, pero puede que sea más o menos parecido. Son otros tiempos, pero el ciclo de la economía que sigue, nos lleva a la sociedad también a volver a modelos anteriores (adaptados, sí), pero anteriores. Igual que vuelve una y otra vez la moda de antaño, los pantalones de pitillo o los cuadros en los chaquetones, también vuelve a verse a la gente marcharse de España ante la situación de crisis que se alarga. La de 'Pepe, vente pa Alemania' que empieza a atisbarse, aunque no queramos o no podamos creer que vaya a ser un éxodo tan exagerado.

Jennifer Simón Carrión

Martes, 10 de mayo 2016, 10:19

 

Pero, analizando un poco, y estando en la cuerda floja más que nunca, algunos datos explican la necesidad de seguir adelante en otra parte. En la construcción, 60% de empresas cerradas en la provincia desde que comenzó la crisis. 3.500 empleos perdidos entre directos e indirectos. En la comarca del Levante almeriense, esto se convierte en 900 puestos de trabajo. La crisis se ha traducido en 'desastre', no sólo por la falta de trabajo sino también de forma importante por la falta de pago. Según la Asociación Provincial de Empresas Subcontratistas de Obra Civil y Maquinaria para Movimientos de Tierra de ASEMPAL-Almería, AESOM, la subsistencia en este año 2012 es muy improbable. Lo dice Jerónimo Parra, su presidente, quién está indignado con la actitud de los políticos ante una mala situación que se lleva viviendo hace tres años y en la que no actúan ni hacen lo posible para que las pequeñas y medianas empresas, que son las que tiran del carro, puedan remontar poco a poco la crisis. «No cobramos ni de la administración pública ni de las grandes empresas que nos subcontratan que nos debe, entre todos, ya 150 millones de euros», algo que se traduce en 45 millones en la comarca del Levante almeriense.

La impotencia es otro de los sentimientos que embargan a Parra, «las grandes constructoras, algunas lo dicen y otras solo lo piensan que nos pagan cuándo quieran, cómo quieran y lo que quieran, les importa muy poco arruinar a cinco empresas pequeñas si es necesario para seguir ganando dinero, nos ponen precios por debajo del coste y siempre hay quién hace el trabajo, también por desesperación, y si darse cuenta de que de esta forma lo único que conseguimos es alargar la agonía y aumentar el dolor de la muerte», explica el presidente de AESOM.

Las pequeñas y medianas empresas empiezan a seguir el camino de las grandes. Se marchan. Quieren hacerlo y están pensando en el cómo. La 'fuga' no es más que la «única salida» que están viendo empresas que han visto cómo sus compañeros han cerrado y que otros a duras penas subsisten con una cantidad ya casi imposible de sobrellevar de impagos.

No es tan sencillo. Ésa también es una verdad. No lo es porque se necesita asesoramiento, inversión, y cómo han quedado muchas empresas desde que comenzó la crisis, eso no es fácil, por eso, abogan por la unión y la utilización de mecanismos y de procedimientos que vengan de asociaciones y entidades empresariales que puedan 'encauzar' esta necesidad de emigración. Así nos lo explica la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios del Levante Almeriense (ACELA), Juana María Haro, quién ha estado comprobando la forma y la situación de lugares en latinoamerica para ver las probabilidades de trabajar allí. «La construcción no empezará a reactivarse hasta que pasen cinco o seis años, y hay que buscar una salida a eso, no se puede esperar más porque no se puede sobrevivir ya, no hay contratación pero es que tampoco hay pagos», dice Haro. Los destinos para marchar fuera han sido el norte de áfrica, Argelia o el este de Europa, pero ahora se apunta más hacia Latinoamérica porque ya hay empresas que han podido instalarse allí y porque la frontera del idioma no existe.

El primo del Rey

En cuanto a las formas de irse hay dos: por un posible contacto propio, o como afirman dentro de la jerga de los empresarios, 'porque ha venido el primo del Rey' y otra a través de organismos institucionales como el ICEX o la Cámara de Comercio. La forma más segura para Juana es la segunda, porque «algunas empresas que han ido a través del 'primo del Rey' después han salido escaldadas». Las grandes empresas ya están fuera, se fueron antes del año 2008 y es complicado, por lo tanto, también hacerse un hueco. «Lo que queda es conocer al empresariado local para hacerse promoción y es necesario partir como inversor, cosa también complicada tras años de crisis aquí. Las pequeñas empresas que están funcionando fuera lo hacen porque llevan un producto o servicio novedoso, como alguna que hace placas para montar estructuras de fácil montaje y muy rápido». Pero... ante todo esto la duda es... entonces el presente y futuro es marcharse fuera, pero eso supone también un esfuerzo económico difícilmente asumible. ¿Qué hacemos? Los conductos oficiales para emigrar son los mejores, con programas de asesoramiento de Extenda, ICEX o la Cámara, que esté pendiente de la legislación de cada país y de la libertad económica y sus limitaciones. Para la agricultura y la construcción es la vía porque hay que ir dónde se mueve el dinero y aquí ya no se mueve nada. Y hay que hacerlo a ser posible con unión porque ahora más que nunca y para salir de Almería y de España es necesario unirse para compartir gastos y ser capaces de salir del atolladero juntos. «En 4 ó 5 años la tónica va a ser la de marcharse, se va a ir mucha gente fuera», vaticina con seguridad Juana María Haro.

«La adminsitración, los políticos han hecho más daño que otra cosa. No pagando, lo primero, paralizando así la economía, la Ley de Morosidad no se cumple. Y para mí, la manera más acertada de dar respuesta a esto y a la crisis es la de los farmaceúticos de Valencia que se han unido para conseguir un propósito común, que se les pagara, y lo han conseguido», apunta la presidenta de ACELA y de ASEMCAL.

¿Repetimos errores?

Jerónimo Parra no lograba entender en estos días porqué se sigue la misma línea que supone seguir ahogando a pequeñas y medianas empresas. «No le importa a nadie parece ser o hay algo detrás que hace que la Junta de Andalucía siga adjudicando obras a empresas o grandes empresas o UTEs en las que se encuentran entidades que se han embolsado dinero público por realizar obras, pero que no ha pagado ni un céntimo a sus subcontratistas. Lo hemos dicho y siguen beneficiando a algunas, ¿porqué?». Para Parra, lo que sucederá es que las empresas y personas cualificadas se irán fuera de España más pronto que tarde y se pregunta qué pasará con el resto de trabajadores y personas que queden en el país, en paro y sin esperanza de futuro.

AESOM ya lo decía hace unas semanas y sigue manteniéndolo aunque no ve que se reaccione. «el actual marco de la subcontratación y la falta de sensibilización y control de las administraciones públicas tienen como consecuencia una nefasta distribución del dinero público, beneficiando a un reducido número de grandes conglomerados empresariales que imponen sus reglas de juego, en perjuicio de las numerosas pymes y empresarios autónomos que son quienes, mayoritariamente, componen este sector y no tienen margen de maniobra».

Ante esta situación, la Asociación de Subcontratistas pide que se adopten con carácter urgente, medidas de funcionamiento que fomenten el mantenimiento de este segmento empresarial, «tan necesario como importante», que es el que ejecuta y realiza finalmente los trabajos. Además piden un mayor control en la subcontratación de obras debido a la situación crítica del sector.

«Este año va a ser horrible. No podemos negociar con Goliat, no hay sentido común en manos de quién puede hacer algo porque están pensando en otras cosas que no son los ciudadanos», puntualiza.

«Salir juntos, compartir gastos y conseguir más fuerza fuera del país»

Para la mayoría de pequeños y medianos empresarios irse fuera solos es una posibilidad muy remota.

Por eso, Parra ha propuesto a la Cámara de Comercio y a través de Hábitat y otras entidades un proyecto mixto en el que empresas de Almería de distintos sectores puedan formar parte de un programa para salir juntas fuera, aportando la Cámara, sus técnicos para asesorar y trabajar con esas empresas que salen.

«Cuando uno quiere irse fuera a trabajar, una empresa, es necesario que haya una persona física en el lugar y eso supone un coste difícil de asumir de forma individual, pero puede ser mejor de forma colectiva. Creo que puede ser interesante y en esa línea estoy trabajando ahora y espero que salga adelante», nos cuenta Jerónimo Parra.

Es más, «a título personal, aconsejo a todo aquel que todavía tenga oportunidad o capacidad que vaya mirando esto. Estando en España ahora mismo hay poca posibilidad de sobrevivir, sólo pueden hacerlo aquellos que se están aprovechando de esta crisis, que son unos pocos que todavía obtienen muchos beneficios, son grandes y ponen sus normas», afirma el presidente de AESOM, quien afirma que el futuro a corto y medio plazo de las empresas del sector está fuera del país y «la salida natural es sudamerica, por facilidad, apertura e idioma».

Se vislumbra pues un panorama de emigración, una nueva España y Almería que sale fuera a buscarse la vida cuando el camino se queda aquí sin salida. En datos, algunos que ya dan fe de la nueva tendencia que se palpa y se explica ya también en algunas familias, que tienen ya algún miembro fuera de España para ganar algo con que vivir. Tras más de una década recibiendo inmigrantes a raudales, la ruleta se da la vuelta y ahora según el Instituto Nacional de Estadística, la emigración ya ha llegado para España y para Almería. Si en el año 2009 todavía la cifra de migración suponía que venía más gente de la que se iba, ahora ya no. Ahora hay más gente de la que se va que la que viene. En Almería, con cifras del INE, el saldo migratorio en 2009 era de 4.325 personas (es decir, entre los que se van y los que vienen, todavía acogíamos a más gente de la que se iba), sin embargo, en 2011 ya hay un saldo de -2.154. Como las cuentas de los bancos, que han ido agregando un signo negativo en sus cantidades, en la migración igual. Ahora son más personas las que deciden irse y buscarse la vida fuera de la provincia, que las que piensan en llegar porque no hay dónde trabajar. Lógico.

«Almería salió ya de los 'mocos, lagañas y esparto', acostumbrada a superarse, lo hará de nuevo».

Las fronteras físicas y virtuales hay que saltarlas

Las fronteras físicas son unas que parece ser que hay que ir superando ya, pero también hay otras fronteras que hay que salvar: las virtuales

«Tiene que funcionar internet, no hay concienciación de que además de superar las fronteras físicas también hay que traspasar las virtuales. Los pequeños comercios y empresas tienen un arma muy interesante y no muy costosa que es internet. Poco a poco lo que no está en la red no existe o, por lo menos, existe menos. Hay que preocuparse de eso también, el futuro es la adaptación como siempre y ahora toca adaptarse a las nuevas tecnologías, tenemos que transformarnos desde el pequeño comercio, nuestra competencia no es la tienda del vecino sino las grandes superficies de Almería y Murcia y eso también hay que verlo y traspasarlo», comenta convencida la presidenta de ACELA.

 

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