Entre todos la mataron y ella sola se murió
Soy, no me importa reconocerlo, persona a la que le gusta trasnochar, vivir intensamente las noches de verano, especialmente las noches de verano mojaquero que siempre han estado impregnadas de cierta magia, que las hacía diferentes y únicas. La vida nocturna mojaquera a mí siempre me había parecido diferente, cosmopolita un tanto bohemia y dotada de un encanto especial por lo que comprendía que muchas personas hicieran miles de kilómetros para poder disfrutarlas.
Eduardo Sánchez
Martes, 10 de mayo 2016, 09:23
No hay que ser muy mayor ni tan siquiera haber venido mucho a Mojácar para ver que esto estácambiando; el otro día cuando circulaba por la Avenida del Mediterráneo, lugar donde se ha instalado la marcha tras el cierre del pueblo, pude disfrutar, por decirlo de alguna manera, del nuevo espectáculo que se ofrece a los visitantes: hordas de borrachos descamisados enseñando el culo, bragas bajadas a los lados de la carretera, y otros literalmente lanzándose al paso de los coches cuyos conductores circulan aterrorizados ante el espectáculo y la posibilidad de que se lancen bajo sus ruedas.
Un turismo de borrachera muy parecido al de algunas localidades de la Costa Brava a la que sólo hay que cambiarle la nacionalidad del borracho: si en las localidades catalanas el borracho es un guiri, el mojaquero es más bien un borracho nacional de Murcia, lo más lejos.
Es el nuevo turismo adolescente de litrona, de nevera en la playa; un turismo que viene con la idea de quemar dos, tres días a lo sumo, de orgía etilica para volverse a marchar y dejar tras de sí una estela de basura en las playas y calles meadas a su paso, que viene con unos pocos eurillos que gastar en alcohol en el supermercado más cercano. Algunos, los más adinerados, alquilan un apartamento entre quince.
Mojácar como destino turístico cae en picado, ha caído en un círculo vicioso: como no ofrece servicios, cada día se tiene que vender más barato, y como cada día se vende más barato, está más al alcance de las hordas de borrachos de supermercado, que a su vez, expulsa al turismo para hacer del pueblo un destino más barato.
Y dándonos con un canto en los dientes podríamos admitir este turismo de borrachos de fin de semana si esto supusiera una fuente de ingresos para los locales del pueblo, pero desgraciadamente no es así; de este turismo viven unos poco locales que se pueden contar con los dedos de una mano, mientras decenas de negocios ven sus salones y terrazas vacías pues han puesto en estampida al turismo tradicional de Mojácar.
Yo me pregunto si éste es el modelo de turismo que quieren los gobernantes de Mojácar para su pueblo. Es más, me pregunto si las autoridades mojaqueras tienen algún modelo de turismo o Mojácar es un barco sin rumbo que capea la tormenta sin tener un puerto al que llegar: si se han dado cuenta de lo que está pasando, si piensan hacer algo por mejorar la situación o si la labor del Ayuntamiento se reduce a cobrar el agua y la contribución.
Recuerdo hace unos años cuando se expulsaba a los hippies de Mojácar porque decían que el pueblo necesitaba turismo de más calidad. Por lo menos éstos eran respetuosos con el medio ambiente, éstos daban un colorido y un ambiente al pueblo y de alguna forma eran referente y marca de Mojácar, los borrachos de ahora no son referente de nada ni aportan nada. Es más, dudo si cuando se vayan sencillamente porque sea otro lugar el que se haya puesto de moda, aquí volverá a crecer la hierba. Si los hoteles podrán seguir abiertos, si los restaurantes podrán seguir abiertos, si los comercios podrán seguir abiertos........
Todo esto se me pasa por la cabeza una madrugada de este verano mientras observo como cinco ilustres visitantes de la localidad mojaquera se han subido a una tapia para ver cuál de ellos logra mear más lejos....
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