Mal de muchos, consuelo de algunos, y la estela de las riadas en el Levante
Qué curioso resulta el ser humano y qué paradojas las de la vida. El desastre que sufrió la comarca del Levante a raíz de las inundaciones del pasado mes de septiembre y, a pesar de que evidentemente la pérdida de vidas es el punto más grave e irreversible y el más lamentable de todos, cuando se habla de pérdidas materiales, ésas, parecen tener una cara medio amable.
Jennifer Simón Carrión
Martes, 10 de mayo 2016, 10:06
Es cierto que quién haya perdido sus cosas y sus casas no hallará, como es lógico, nada positivo en ello, pero hablando de situación general y con la necesidad de siempre seguir adelante y pensar que lo malo en ocasiones sirve para 'hacernos más fuertes', durante los dos meses que han pasado desde el 28 de septiembre, y todavía con carreteras e infraestructuras por arreglar y variados problemas a los que hacer frente, algunos han podido aliviar si mala situación personal a raíz de este desastre, no deseable en ningún caso, ni siquiera para aquellos que han podido extraer algo bueno de él.
Y, es que, por ejemplo, todavía podemos ver en la zona de Puerto Rey y frente a la rotonda de Las Buganvillas los dos vertederos provisionales y urgentes que el Ayuntamiento de Vera tuvo que habilitar para que todos los afectados y también los servicios municipales pudieran dejar los escombros, los residuos de todo tipo, vegetales, muebles, hierros, aluminios, frigoríficos, lavadoras, y todo lo que se puede encontrar en una casa, envuelto de barro y prácticamente inservible. De esta manera, se facilitaban las tareas de limpieza en los locales y viviendas privadas, pero también en las calles y zonas comunes de las urbanizaciones.
Pasados dos meses, todavía quedan cosas en esos vertederos, poca chapa, hierro o aluminio, que ya escasean, debido a que desde que se pudiera entrar al lugar, vehículos de todo tipo, chatarreros y otras personas sacaban de entre el amasijo de materiales aquellos residuos que les permitieran una forma de ganarse el pan del día, mientras durara. De esos materiales ya apenas hay, y eso lo demuestra el hecho de que, mientras durante el primer mes se podían ver centenares de coches y furgonetas buscando en los vertederos, en estos últimos días, a pesar de que hay goteo de vehículos entrando y saliendo, es mucho más escaso, ya se ha acabado el reciclaje para ellos.
«Muchos han podido salvar su mes gracias a la desgracia de otros», decía uno de los que se encontraba en 'Chatarras Montoya', uno de los lugares donde han ido a parar muchas de las lavadoras, frigos, chapas, hierros, etc, extraídos de las casas afectadas por las riadas y que todavía conservan el barro, ahora seco, de aquellos días. «Y además a los chatarreros se les facilitaba el trabajo, ya que no tenían que pensar por donde ir, sino que sabían dónde tenían que ir directamente. Hemos llegado a doblar diariamente la cantidad de material que nos llegaba en el primer mes tras las inundaciones, ahora la situación ha vuelto a la normalidad, y nos llegan entre siete y ocho toneladas, en aquellos días nos llegaban hasta 18, aunque el problema era que es material más malo, en cuanto es chapa, por ejemplo, una lavadora que ocupa mucho, pero pesa poco y además llega con barro y esas cosas», decía Ginés, encargado de esta chatarrería.
Sobre diez céntimos, asegura, que se pagaba el kilo de material, aunque el precio varía dependiendo de la calidad del mismo, nos dicen. «Hay gente que incluso ha podido reutilizar algunos electrodomésticos, sofás y otros enseres; unos se los han quedado y otros los han puesto a la reventa y se han ganado unos eurillos».
En definitiva, realmente nunca llueve a gusto de todos, y siempre, en este curioso mundo del ser humano, el desastre para unos, permite un alivio a otros. La estela del 28S durará todavía.
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