Que muertos más bellos y dignos

Más triste que atravesar momentos de incertidumbre lo es saber que los momentos no son de incertidumbre, sino certeramente tristes, grises e injustos.

Juan García Conesa

Martes, 10 de mayo 2016, 10:22

Aseguro de buena fe, que estoy intentando desechar mi lado más apático en mi día a día, e incluso juego a ignorar y participo, en lo que puedo y como sé, de esa apatía crónica que parece sacudir a la sociedad en la que vivo, pero la cruda realidad, insiste una y otra vez, ya sea en forma de carga policial, en forma de truculento desahucio cruel y servil, o como informe del fondo Monetario Internacional, insiste en devolverme a la situación en la que nos encontramos inmersos de cabeza.

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Fruto de esa tristísima realidad es la cuestión que vengo a exponerles hoy, que consiste en una breve disertación sobre las variaciones y vertientes que está adoptando el termino de pobreza.

Parecía algo manido, obsoleto y perteneciente a otras épocas o al menos a otras latitudes geográficas.....pero resulta que no. Queridos, queridas, la pobreza existe, está aquí, con nosotros/as, con nuestros/as vecinos/as, y según parece, ha venido a quedarse.

Lo primero a lo que uno tiene que habituarse es que el concepto de pobreza ha variado. Pensamos en pobreza e inmediatamente nos acuden a la cabeza imágenes y situaciones recurrentes presentes en el ideario colectivo; largas colas frente a comedores sociales; personas vistiendo con harapos; búsqueda reiterada y constante en los contendores de basura y un largo etc... procedentes en su mayor parte de situaciones asociadas a la definición clásica de pobreza. Vale. Bien. Es cierto. Eso, es pobreza. Y lo que es peor; no está descartada, contrariamente a lo que solíamos pensar, resulta que está en absoluta vigencia. Y cada vez más.

Pero como decía más arriba, ha variado. Pobreza ya no es solo eso. Aunque se empeñen en hacernos creer lo contrario, el significado de pobreza, de ser una persona pobre, es más amplio y variado. Considero que no tener recursos, ni disponibilidad, ni posibilidades para ir al cine, o para adquirir un libro o para pasear y tomar una caña (una, solo una, por Dios) con los/as amigos/as, se puede considerar hoy en día también pobreza. No disponer de la capacidad de disfrutar las cosas que te pueden hacer feliz, también se puede considerar cercano a la pobreza, y miren ustedes, no me refiero a querer un cochazo o una supercasa. Hablo de cosas sencillas y básicas que aunque quieran hacernos creer que no pertenecen al club de las cosas transcendentales (que sí lo son, no se engañen) son sin lugar a dudas importantes.

Lamentablemente todavía me queda que añadir una estremecedora variable. En un formato clásico, el hecho de trabajar eximía de la pobreza. Si trabajabas, quedabas fuera de las garras terribles de las laceraciones que producía el estar incluido en el grupo de los pobres. Eso ha dejado de ser así. Actualmente, ser trabajador/a, tener un sufrido trabajo que se realiza concienzudamente y con esmero, durante muchas horas, ya no supone que no seas pobre. Puedes ser trabajador/a y estar sumergido de cabeza y sin remisión en la pobreza.

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No se me depriman, pero piensen sobre ello, porque digo yo que algo tendremos que hacer para que este mundo sea más justo, equilibrado y humano, ¿o no?.

 

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