Los hombres cansados
He decidido hoy no hablarles de la actualidad imperiosa que nos asfixia y regodea delante de nuestra maltrecha decencia. Quede claro que es una elección meditada, que en modo alguno tiene que ver con el abandono y el consiguiente triunfo de todas las cosas en las que me matan sin decoro. Ni mucho menos. He decidido escribirles hoy mis reflexiones sobre el valor, el coraje y la sinceridad.
Juan García Conesa
Martes, 10 de mayo 2016, 10:01
La mayoría hemos aprendido esos valores de nuestros progenitores y la experiencia ( a veces fatídica, a veces maravillosa ) habrá ido depurando en cada caso el significado de esas palabras, su peso, mesura, interés y aplicación en cada caso particular. Pero eso son minucias si lo comparamos con la solidez que todas ellas y los gruesos puntos en común que para todos/as, seguro, significan.
Creo que es momento de tener valor, coraje y sinceridad. Creo que ha llegado la hora de mostrarnos sin miedos ante la vida, asumiendo nuestras responsabilidades, individuales y colectivas, en los fracasos y en los éxitos. Porque solo así podremos mejorar, solo así nos haremos mejores personas, más fuertes y comprensivas, más tolerantes y dispuestas, con mejores cosas que decir, con mejores sentimientos que enseñar, con, en definitiva, un espíritu más libre que transmitir al mundo que nos rodea y a nuestros/as semejantes.
Es nuestra obligación. Y desde luego, es mi compromiso. No pienso caer en la fatídica sensación de cansancio estéril de que no merece la pena, de que no sirve de nada, que es inútil y estúpido hacer lo correcto si eso es difícil. Hacer lo que hay que hacer, es necesario y me hace mejor persona. Me permite mirarme a la espejo y me honra como ser humano. Hacer lo que debemos nos honra como especie. Créanme.
No podemos sustraernos a esa cuestión, no debemos. Hacerlo, causa un mal mucho más grande que el que dicha inacción espera resarcir. Y a la larga, y muy generalmente, a la corta, es bastante pernicioso para el espíritu, para la mente, para la consciencia, ética y sentimientos. Y de que sirve no hacer nada? De nada. Estarse quieto es haber perdido. Recuerden; quien hace algo se puede equivocar, quien no hace nada ya se ha equivocado.
El que suscribe ha perdido el miedo. Ya no quiere quedarse quieto, ni callado. Ya no quiero otorgar más silencios, ni ofrecer más miradas vacías sin compromiso. Quiero querer, quiero ser justo, quiero ser querido, quiero ser libre, quiero que los que me rodean sean libres. Quiero cambiar el mundo, quiero que todo sea distinto, quiero que huyan los cobardes, quiero ser tolerante, quiero ser compasivo. Quiero ser feliz. Quiero ser feliz. Quiero ser feliz.
Y cada vez soy más de la opinión que soy mucho más responsable de generar mi felicidad de lo que yo suponía. Mucho más. Y he decidió aceptar la parte que me toca, no seguir ignorando que es posible cambiar las cosas, que se necesita de mi compromiso.
Aquí estoy, mundo. Dispuesto y preparado. Voy a ser valiente, a tener coraje y a ser sincero. A aceptarme como soy, a luchar por lo que creo, a defender lo que quiero, a pregonar lo que siento. ¿Lo hacen conmigo, por favor?. Cierren los ojos, muerdan la vida, no tengan miedo. Otra vida, es posible, y no estoy loco, ni por asomo.
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