Sostenerla y no enmendarla
El Sr. Presidente del Gobierno, sus acólitos, lameculos y la casta que dirige el Partido Popular están haciendo bueno a cualquier Gobierno anterior de cualquier signo político que este maltratado país ha tenido la mala suerte de tener hasta ahora. Siempre he mantenido que en los periodos vacacionales, sobre todo en el verano, España se sumía, a veces provocada, a veces de manera innata, en una profunda duermevela, una especie de coma inducido. Aprovechando dicho estado de somnolencia generalizado, se han colocado grandes reformas y Decretos que han minimizado de esta forma su repercusión y respuesta social.
Juan García Conesa
Martes, 10 de mayo 2016, 10:27
Bien, pues nos hallamos ante uno de esos periodos y uno de esos intentos soporíferos, patrocinados ambos por la pésima y necia ralea de políticos patéticos de la que nos hemos rodeado. Siempre he sido de los que piensan que cada país tiene los políticos que se merece, pero hemos llegado a un punto en que sinceramente, creo que no nos merecemos tanto. Es demasiado. Los llamados papeles de Bárcenas, están poniendo al descubierto toda nuestra miseria más hedionda, las cuestiones más oscuras y miserables que un Estado en crisis como este puede soportar. Miren ustedes, el tal Bárcenas me parece un ser despreciable, que sin embargo solo es el exponente, el hito de una forma de hacer las cosas muy a nuestro estilo, muy a la española. Es decir, vaya por delante, que no lo considero un héroe ni una excelente persona. Si acaso todo lo contrario. Dicho esto, conforme pasa el tiempo, parece más palpable y evidente, que toda la documentación de la que dispone dicho individuo tiene un carácter veraz y auténtico, o lo que es lo mismo, los pagos, ingresos, entradas y salidas de dinero que quedan anotadas en su famosísima contabilidad en b del Sr. Luís Bárcenas son ciertos. Ante dichas evidencias, el Gobierno que nos representa ( que me representa ) da la callada por respuesta, e incluso adopta la estrategia de ofenderse, sorprenderse y jurando de costado, encomendándose a los santos que con devoción admiran, espera a que escampe, o a otras fórmulas para solucionar asuntos turbios muy española también, léase; él y tú más (también conocida como la técnica del ventilador ); o bien, que verbigracia de los acontecimientos que vivimos aparezca un problema mayor que haga desviar la atención para otro lado, y a ver qué pasa, oiga. En cualquier caso es inaudito que nuestro Presidente del Gobierno de la callada por respuesta, muy a lo gallego, cuando se le pregunta por el asunto Bárcenas, y que en el mejor de los casos se manifieste diciendo: "Hoy no toca". ¿¿¿¿Hoy no toca????. Lo dicho, inaudito, y sin precedentes, aunque se me ocurren unos cientos de adjetivos más. Es su obligación dar la cara, aclarar las cosas, responder las preguntas, y tomar las decisiones adecuadas para que de haberse producido alguna ilegalidad dentro de su partido, la justicia actúe, condene y ejecute la sentencia ( sin indultos, Sr. Gallardón, por favor, sin importar que el caso lo lleve el despacho de su señor hijo ). Todos/as los/as españoles/as intuimos que está pasando. Y además nos toman por gilipollas. Pero es que debemos serlo, o al menos parecerlo. Las implicaciones de la pasividad de nuestro Gobierno son gravísimas y a todos los niveles, porque mire, Sr. Margallo, la actitud del Sr. Presidente del Gobierno, sí que debilita la marca España. A ver con qué cara vamos ahora a Europa a pedir dinero o reformas. En cuanto a aquellos/as lectores/as avezados/as y confusos/as que piensen que mi rojerío confunde mi cabeza y altera mi corazón y buen tino, yerran. De cabo a rabo. Denuncio, repudio y aborrezco la corrupción venga de donde venga, la haga quien la haga, este donde este, y se ampare bajo las siglas de cualquier partido político. Esto incluye al PSOE, naturalmente, y no vean de qué manera. Aunque tenga la certeza de que la Sra. Jueza Alaya me parece una servil funcionaria que actúa con el tempo dictado desde la Calle Génova, también tengo la certeza de que algo huele a podrido dentro de la Administración de la Junta de Andalucía, y a delito igual, igual trato. Así qué, ánimo, que esto no ha hecho más que empezar.
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