NACIONALISMOS,NACIONALIDADES; PÉSIMOS Y PESIMISMOS
Me gustaría empezar diciéndoles que este que les escribe no tiene ni un ápice de catalanofobia. Es más, me encanta Cataluña y sus gentes. Bueno, es posible que encanta no sea la palabra adecuada, pero a priori, no le tengo menos afecto o respeto a Barcelona o Gerona, que a Plasencia o Talavera de la Reina. Tras la pausa estival, la realidad política, impulsada por la patética casta política de la que somos hacedores en este país nos prepara una agenda completita para un Otoño-Invierno calentito. Siempre he mantenido que para explicar los movimientos sociales y políticos en general, es necesario comprender la historia de los pueblos, que cosas han pasado y porque, ya que muy a menudo, esos acontecimientos son la génesis para entender ( y solucionar si se quiere ) las situaciones del presente. Siempre llueve sobre mojado, y antes de llover chispea.
Juan García Conesa
Martes, 10 de mayo 2016, 10:12
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Vamos a ello. El tema de la vertebración territorial de España siempre fue un asunto peliagudo y dependiendo de la época histórica en la que nos fijemos ha ido adoptando soluciones temporales y coyunturales más o menos acertadas, basándose en quien tenía la sartén por el mango. Léase; más dinero; más ejercito; más capacidad para insuflar miedo; más reacción social; etc.. Pero en definitiva y en esencia, es un asunto que aún está por resolver. A mi modo de ver, siempre he entendido las relaciones entre diferentes zonas, regiones, o Comunidades Autónomas actualmente, como las relaciones de pareja. No se puede obligar a otra persona a que te quiera. Ambos tienen que definir si quieren estar/seguir juntos y hacia dónde van, que proyecto común tienen, que plazos, que recursos, pero fíjense que he dicho ambos. Hasta ahora, salvo el paréntesis y tímido intento de la II República Española en cuya Constitución establecía el concepto novedoso de "Regiones Autónomas" y el breve periodo de treinta años de Democracia del periodo posterior a la Transición, la manera, digo, hasta ahora, de relacionarse entre España y Cataluña se ha basado en la imposición del modelo territorial que al Gobierno/Régimen Central le interesaba; ya sea definido por Reyes absolutistas, dictadores variopintos; Gobiernos de diferente calado que se alternaban mediante pucherazos en el poder. Y ojo, no les ha ido muy mal a los catalanes así. Porque esa es otra, siempre ha existido ese sentimiento (legítimo) de aspirar a ser algo distinto de España, pero han sabido sacar el máximo provecho de esa espada de Damócles que muy hábilmente han sabido manejar. En cualquier caso, es inútil negar que a los/as catalanes/as, a una gran mayoría no les gusta cómo se encaja su concepto de Cataluña con el resto de España. El problema, uno de ellos, es que no sabemos cuántos piensan así, porque hasta ahora, no les hemos preguntado, y todas las partes implicadas han sacado su beneficio...porque a CiU le ha venido muy bien agitar el fantasma centralista de vez en cuando para según qué cosecha electoral. El problema, Sres. y Sras. Catalanes proindependentistas, es que la relación entre Cataluña y España o la falta de ella, no solo la definen ustedes, me van a disculpar, sino el resto de España, que bien ha arrimado el hombro, ya sea con recursos financieros o humanos (cuantos andaluces no han colaborado a engrandecer Cataluña). Así que, lo siento. No depende solo de ustedes decidir que es Cataluña. Algo tendremos que decir el resto de españolitos/as, aunque no tengamos su nivel cultural, ni su riqueza económica. Pero el gran problema, el verdadero problema, es la manipulación que todas las posturas están haciendo de ese sentimiento noble que tienen muchos/as catalanes y catalinas de no querer pertenecer a España. Y es que los grandes problemas, necesitan grandes políticos, y ya saben ustedes cómo andamos de eso en este país. Yo no quiero obligar a nadie a pertenecer a España, y creo que ya es hora de que todos/as nos paremos a pensar que tipo de país queremos ser, que metas queremos alcanzar y como vamos a conseguirlas. Sin miedo. Sin tapujos. Sean felices.
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