El espíritu de la Navidad
Se acerca la Navidad, Diciembre, época hogareña, de valores tiernos y llena de buenos sentimientos y cosas positivas. Me he preguntado muchísimas veces porqué no es posible mantener ese fraternal concepto de la vida y de las relaciones durante todo el año. Y que sea Navidad perpetua. Es cierto que de niño, cuando eres pequeño, lo vives más intensamente, todo se torna mágico, los Reyes Magos con sus presentes, o el más moderno Papa Noel, ayudaban a crear esa atmósfera tan feliz. Pero ahora, cuando he ido creciendo, me doy cuenta que algo de ese ambiente era auténtico y no solo fruto de la mercadotecnia comercial o de la influencia eclesiástica. Y lo echo de menos.
Juan García Conesa
Martes, 10 de mayo 2016, 09:08
Echo de menos con añoranza placentera volver a vivir esas sensaciones, esa ilusión, ese despertar nuevo, esa alegría contagiosa que todo el mundo parecía tener y que emanaba y se encontraba en todas partes. Supongo, o prefiero suponer, que no es que yo haya perdido la capacidad de emocionarme con las cosas sencillas, que al final, son las únicas que importan. Prefiero pensar que, entonces, cuando era niño, la ausencia de problemas típicos de la esfera adulta, me hacían tener otra percepción de las cosas que ahora me es imposible conseguir. O es posible que sea una mezcla de ambas cosas, como casi siempre. Fruto de pertenecer ahora a esa órbita de la madurez, me veo en la necesidad de no poder, ni querer sustraerme a la realidad que me rodea. Dentro de poco será Navidad, y habrá que esforzarse en que venga el espíritu de la Navidad, y en que visite las casas, las vidas, las cosas de muchas personas, de todas. De las que se han quedado sin casa por desahucios de un sistema financiero y bancario al que hemos inyectado mucho miles de millones que han salido del esfuerzo de todos y todas, de las que no tienen un ingreso digno con el que hacer posible una Navidad mínimamente decente, de las que han perdido, a base de golpes de realidad capitalista, la ilusión por vivir y por el prójimo, y también, porque no decirlo, de las que como en mi caso, volvemos a ver congelada la medida de recortar nuestra paga extra durante esta Navidad y durante todo el próximo año 2014. Aún así, o aún a pesar de eso o gracias a eso, seamos conscientes de la importancia de vivir, de estar. Hagamos felices a los/as que nos rodean, a los que tenemos más cerca y a los que están más lejos. Sellemos un compromiso real con la felicidad, una felicidad que dure todo el año. Felices Fiestas, y Próspero año 2014. Para todos/as.
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