Europa en el país de las maravillas

Como en el fútbol, a los españoles nos preocupa más saber el resultado del partido que saber si nuestro equipo ha jugado bien o mal. Igual nos ha pasado con las elecciones europeas hemos estado más preocupados del resultado electoral que de lo que se ha hablado de Europa, que como en otros comicios ha sido bien poco.

Eduardo Sánchez

Martes, 10 de mayo 2016, 09:25

Hubo un tiempo en que creímos que íbamos a ser como los europeos; industrializados, ricos en libertades y derechos sociales, nos decían que nuestros sueldos se equipararían a los alemanes y nuestros derechos y libertades a los de los franceses, aunque por el camino que llevamos nuestros sueldos se van a asemejar mas a los de los rumanos y nuestras libertades a las de los búlgaros.

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Un día creímos que los niños venían de París y estuvimos a punto de creer que nuestra mejora de vida llegaría de Berlín y ahora sabemos que ni una ni otra son verdaderas, los ríos de dinero que entraron en España sobre todo en los años inmediatamente posteriores a nuestra entrada en la UE se recanalizaron de nuevo para que desembocaran en su lugar natural Centroeuropa. Porque los ríos desembocan en el mar y los canales financieros en Alemania y Suiza. Por tanto nos asalta la duda de que si un día nos quisieron en Europa como socios de pleno derecho o más bien como los consumidores del sur de las mercadería del norte, dígase Alemania a la par de hacer la labor de ese "Sudeste Asiático" particular europeo de trabajadores dóciles que ganan lo justo para comer. La verdad es que entonces tampoco hicimos el ejercicio de reflexión de preguntarnos el porqué una Europa industrializada, organizada y seria querría asociarse con un país que no compartía ninguna de estas características y además era conocido en el exterior, aunque nosotros en su momento no lo supiéramos, por sus corruptos y corruptelas

En el ámbito de los derechos y las libertades si bien los tribunales europeos a enmendado la plana a excesos legislativos de nuestros gobiernos, también es cierto que si hay verdaderos ciudadanos de pleno derecho son los banqueros y las empresas supranacionales que son los verdaderos beneficiados de las políticas europeas, ellos y algunos señoritos que copaban y copan las subvenciones europeas para presumiblemente engordar sus cuentas helvéticas.

Europa sigue sin existir a nivel de conciencia fuera del entramado financiero y gran mercado que es hoy día, los ciudadanos de a pie no somos conscientes de su existencia salvo cuando se nos recorta en algo y el político de turno se excusa en que es una exigencia de Bruselas, por eso, y porque nuestro nene se va de Erasmus a tal ciudad europea.

Y la paradoja es que en este mundo mundializado Europa necesita de sí misma para poder sobrevivir aunque la política de cada país este centrada a sacar el máximo partido para su estado de la política del conglomerado europeo, al igual que en cada plebiscito Europeo cada partido mira por su propio interés y por la forma de desgastar al que tiene enfrente.

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No sé si con estos ingredientes algún día nacerá la Europa de los ciudadanos si nadie trabaja en construirla, la de los mercados ya existe y no parece que esta nos beneficie demasiado a los gandules del sur, como nos llaman a escondidas. Al final Groucho Marx tenía razón cuando dijo "No quiero pertenecer a un club que admite gente como yo"

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