La maleta de Doña Elena
Sorprendentemente, ha venido a visitarme mi gran amigo Paco, "el Mareas." Y digo por sorpresa porque la visita ha sido en Vera, cuando es costumbre que sea Garrucha, con el mar frente a nosotros, el lugar de nuestras citas. Acomodados en la terraza de la Cafetería La Clásica, en la anchurosa Plaza Mayor, amparados de la solana por la muralla enorme de la Iglesia-Fortaleza y frente al Ayuntamiento, iniciamos nuestra charla, como siempre amena y salpicada de vocablos británicos y musulmanes que nos llegaban de las mesas cercanas, ocupadas por residentes y turistas.
Ezequiel Navarrete Garres
Martes, 10 de mayo 2016, 09:52
"El Mareas" tiene un aspecto impresionante: lleva una camiseta a rayas, azul y blanca, pantalón también azulado y una gorra con funda blanca y visera de charol, adornada con escudo en oro y la doble ancla de la Marina Civil. Pero, sobre todo, llama la atención su expresiva mirada de viejo zorro, plateado el pelo. Y, además, varias veces me ha dicho que viene a contarme una historia. Resulta, me dice, que, en su casa de la colina garruchera, tiene un amplio patio con bastantes plantas de la zona: cactus, aloe, geranios y jazmines. Entre unas y otras ha logrado colocar distintas cajas de madera donde anidan parejas de gaviotas comunes y una pareja de la llamada albatros, poco corriente en nuestra costa. Añade que lleva unos días observando los albatros, que no paran de revolotear sobre él en cuanto aparece con los desperdicios de la comida. Hasta tal punto que, hace un par de días. tanta insistencia, que extrañaba por otro lado, le llevó hasta su nido, donde encontró un cilindro de papel perfectamente embalado. Y Paco se reía a carcajadas. Resulta, me dice, que, desenrollado el legajo, era un guión político dirigido a doña Elena, sin hache, ya que no podía ser para la otra Helena de Troya, ésta sí con tal letra, aunque, también, eran motivos distintos: uno político y el otro amoroso. Sin explicación lógica alguna para lo ocurrido, mi amigo se sacó de la manga que él creía que la gaviota, en sus largos viajes de semanas enteras, habría entrado en algún hotel por una ventana abierta, encontrando la maleta sobre la cama y, revolviendo en la misma, topó con el legajo que le pareció adecuado para su nido. Lo del revoloteo del albatros es pura apreciación personal, concluí yo, pues mide tres metros. Ahora cuento la sagacidad de "El Mareas". Días después, estaba viendo la televisión en casa y, de pronto, dan un mitin político con doña Elena de protagonista. Y resulta que sigue, al pie de la letra, el guión del legajo sustraído por la gaviota albatros. No está de acuerdo "El Mareas", ni con el legajo misterioso, ni con el mitin de doña Elena. Palabras y argumentos del siglo diecinueve no tienen cabida en la Europa actual. Será un verdadero escándalo si utiliza los mismos razonamientos en Bruselas ante quinientos o más Diputados. Modere su gesticulación, dulcifique su vocalización y repase y corrija lo que dice el guión. Dicho lo cual, anote en su agenda tres consejos que serían la gran solución a nuestros tristísimos problemas: Primero, rebajar el 50% los salarios de todos los políticos activos y pasivos. Segundo, devolución total de lo robado por tantos mangantes traidores, sin ética ni estética Tercero, avanzar en el tema educativo para ser europeos de verdad, dejando el farolillo rojo de tanta indignidad. Terminado el café, alcanzada la meridiana por el sol y vencida la mañana de
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