Adhesión al nuevo homenaje de Celia Viñas

He leído en prensa que, durante el presente año, LA ASOCIACIÓN DE ALUMNOS DE CELIA VIÑAS prepara un sentido y largo homenaje a la gran profesora y amiga, con motivo de su nacimiento en 1915. Deseo colaborar en el mismo con mi personal recuerdo de tan especial persona, ya que sus años de enseñanza en Almería supusieron un periodo gloriosos para sí y sus alumnos, así como su gran influencia en la vida cultural provincial y nacional.

Ezequiel Navarrete Garres

Martes, 10 de mayo 2016, 08:27

 

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Yo fui alumno de CELIA VIÑAS en la década de los cincuenta. Y mantengo, todavía, muy presentes su figura y hasta su quebrada voz y sus emociones cuando, en clase, recitaba versos de Machado, Hernández, Lorca y Neruda y muchos otros poetas, que eran desconocidos y no figuraban en los textos oficiales. Desde aquellas fechas, mi gran amor es el verso octosílabo y he de decir que esto ocurre porque, como contaba muy bien Celia: "El español, cuando habla, sin notarlo en sus frases, lo hace en tan conocido metro". Además, si éramos cincuenta aprendices en clase, resulta que, por lo menos más de la mitad hemos publicado libros de poesía dónde el octosílabo preside la mayoría de los poemas. Una prueba de sus desvelos y la atención que prestaba a sus alumnos fue acompañarnos a Granada para la prueba del Examen de Estado, célebre por su dureza y fin del bachillerato. Había que ver la amplia sonrisa de doña Celia cuando felicitaba con un abrazo entrañable a los jóvenes aprobados. Después vendrían, en el tren de regreso, las canciones regionales y la alegría total. Luego, llegarían las excursiones al mar y la montaña. Sus viajes y estancias en las monjitas de Antas dejaron una estela de su fe religiosa y sus charlas sobre el Argar, que sigue abandonado como entonces. Y los Autos Sacramentales, las comedias y tragedias representadas en el Teatro Apolo de Almería, las representaciones de la Plaza de la Virgen del Mar, las conferencias, lo recitales, los programas de radio, las charlas indalianas y un sinfín de actividades en todo lo relacionado con cultura y enseñanza. Recuerdo, y lo anoto como final de mi colaboración, un interesante y expresivo poema de Celia: Amor: te imaginé azul, potente mar, extenso horizonte, golpetazo de sal sobre mi pecho. Y eres fuente, tranquila y cristalina, melancolía humilde del vivir. Hace de esto sesenta y cinco años. El recuerdo imperecedero de Celia Viñas permanecerá impreso en el corazón de sus amigos y alumnos.

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