Amigos para siempre
Siempre me dedico desde estas líneas que les escribo a repartir estopa a diestro y siniestro y a criticar por lo hecho y por lo no hecho a unos y a otros. Sobre todo a otros. Pero yo no soy solo eso. Afortunadamente. Pero debe ser porque me estoy haciendo mayor, y soy cada vez más consciente de lo fugaz de la vida y de la importancia de las cosas que importan. Y hoy he decidido escribirles algo sobre un ser que incondicionalmente me acompaña con amor y cariño mutuo desde hace más de catorce años.
Juan García Conesa
Martes, 10 de mayo 2016, 08:30
Algunos y algunas ya habrán adivinado que se trata de una mascota. Concretamente de un perro. Un labrador de catorce años que se llama Tango, y que lleva conmigo desde que tenía veintiún días. No he conocido amistad más fiel, ni corazón más noble que el de este animal. Es posible que igual sí, y largo lo fio, pero ¿más?. Ni de coña. Es cierto que no habla, pero les aseguro a todos y todas ustedes que nos comunicamos, solo con miradas y con gestos, pero nos comunicamos. Y nos entendemos. Vaya que sí. Me ha acompañado con carácter tranquilo, reconfortante y afable en las noches más oscuras y en los días más aciagos, que alguno ha habido. Y más de dos. Estando enfermo, él y yo que vivimos solos, nos hacemos compañía y cuidamos. Siempre está para las verdes y para las maduras. No pide nada a cambio, solo una caricia y sentirse querido. Yo no le puedo pedir nada más. Seguramente los que y las que no hayan tenido ni tengan ninguna mascota me tomarán por loco. Bueno, y algo de eso debe haber. Seguro. Pero les juro que no es solo eso. Hay amor. Se nota. Se siente. Tango está presente. Ahora está en la última etapa de su vida. Es su ciclo. Y le toca terminar. Espero que aún viva mucho tiempo, por favor, pero sé que es una luz que se apaga. Así debe ser. Es posible que por tomar consciencia de ese final me haya decidió a contarles estas sensaciones tan mías. Tan nuestras, de él y mías. A menudo me pregunto si sabré haber estado a la altura, porque no lo sé. Espero haber cumplido con él, haberle dado una buena vida, y seguir dándosela mientras él siga haciéndome el regalo de la suya. Y también espero que otros seres como ;Jimmy, Janis, Truko, Isi, Cala, Harry, Bola, Tula, Yudi, Brick y hasta Pancho, sean felices y sigan repartiendo felicidad. Me emociona cuando por las mañanas viene a verme con su hocico a darme los buenos días y a saludar. Empieza el día, y la vida nos espera. A todos y a todas, a nosotros también.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.