Ulises y el Minotauro

Entre el postureo, sobre actuaciones, enroques, escasa inteligencia, nula actitud, falsas absoluciones y falta de miras, andamos todos los europeos y europeas envueltos. O al menos todos los que pertenecemos a la Unión Europea. Ese par de palabras asociadas, Unión Europea, es la triste evidencia de como un sueño deseado, se convierte en satírico eufemismo justo un segundo antes de convertirse en realidad. El sueño de hombres y mujeres nobles y honestos, hastiados de tanta sangre y miseria, de solo poder resolver sus diferencias a golpes a lo largo de los siglos, de considerar al vecino como enemigo, de centrarse en lo que nos hace diferentes, decidió tras la espantosa sangría en vidas y recursos de la II Guerra Mundial que era el momento de encontrar una nueva manera de establecer vínculos y relaciones entre los europeos y europeas, con el afán de que jamás se propiciasen las circunstancias que dieran lugar a una III Guerra Mundial, tras la que ya no habría vencedores y vencidos, solo perdedores.

Juan García Conesa

Martes, 10 de mayo 2016, 10:30

Este es el espíritu con el que nace la Unión. La ayuda mutua y sincera entre los pueblos que componen Europa, a través de unas corrientes de solidaridad hasta ese momento absolutamente desconocidas. Pero, como siempre he dicho, las grandes ideas necesitan grandes hombres y mujeres para ponerlas en marcha, y lo que es más importante aún, para mantenerlas vivas. Y ahí está nuestro primer fracaso; no tenemos dirigentes a la altura de la circunstancia. Tuvimos dirigentes que pusieron en marcha la Unión, pero no estamos teniendo dirigentes que la mantengan dentro de su natural condición y esencia. No me comparen a Konrad Adenauer, Willy Brandt, o Helmut Kohl con la Señora Merkel, por ejemplo. En la situación de Grecia y la Unión todo el mundo implicado tiene su parte de culpa. Vaya por delante, que ni me gusta Siryza, ni lo que representa, y que el Sr. Varufakis (ya exministro) más allá de su estilo de arrebatador-conquistador- malote, solo sabe conducir en moto, y afeitarse la calva. Pero da igual, porque Siryza , y el Sr. Tsipras son el Gobierno democráticamente elegido por el pueblo griego, y eso va a misa. Al que no le guste, pues ya saben, ajo y agua. Es cierto que Grecia, está como está en parte, porque los anteriores Gobiernos; Papandreu, Samarás, y aún antes, se han ido plegando de forma continua a los intereses y demandas, básicamente de Alemania, aunque se le llama Troika, para dar una imagen de corresponsabilidad entre diferentes instituciones. Pero no se engañen, es Alemania quien parte el bacalao. Así que, por partes; Es cierto que la situación de Grecia es insostenible, en lo económico, financiero, laboral y social; Es cierto que gran parte de lo que ocurre es de la Troika (UE,BCE y FMI); pero no es menos cierto que los acuerdos hay que cumplirlos, y lo que es más importante, y creo de sentido común, para cambiar las reglas de juego en medio de un partido hace falta que los dos equipos estén de acuerdo en las nuevas reglas. Dicho de otra manera, sí yo debo algo a alguien, y quiero cambiar las condiciones de lo que esa deuda me impone, necesito contar con la parte a la que le adeudo, que menos. Y ya ni les cuento si encima quiero seguir pidiéndole dinero a esa otra parte. Y no me vale decir que esas condiciones las asumió otro Gobierno distinto, porque ese Gobierno, era quien asumió las condiciones entonces, porque justamente entonces es quien quiso el pueblo griego que dirigiera sus designios y políticas. De igual manera que ahora es otro. Mismo sistema, ergo, misma legitimidad. Cabe en este punto preguntarse, si la manera en que la Unión entiende la solidaridad que es uno de sus pilares reconocidos internacionalmente, es a través de préstamos leoninos con unas condiciones miserables y ruinosas para uno de los países socios. Vaya manera de entender la solidaridad. Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?. Espero que antes de seguir asfixiando a nuestros vecinos, el pueblo griego, seamos capaces de exigir a todos los bancos a los que rescatamos que nos devuelvan el dinero que les dejamos para evitar su quiebra, por su mala gestión y que ha dado a este Gobierno la justificación para desmantelar la educación, la sanidad, el sistema público de pensiones, etc... ¿Saben lo que pasa? Que según pasa el tiempo, uno se va dando cuenta que no les dejamos el dinero a los bancos, sino que se lo dimos. Y ya saben, Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da, ya no se quita. Por eso, yo hoy me siento un poco más cerca del pueblo griego, que no de sus dirigentes. Sigan disfrutando del verano y de los fuegos artificiales europeos.

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