Europa no despierta de su noche más larga

París, la ciudad de la luz, vivió el pasado 13 de noviembre su noche más oscura. A últimas horas de la noche se produjeron siete tiroteos en diversos puntos de la capital, más dos ataques kamikaze a las puertas del Estadio de Francia. Mientras escribo estas líneas, según fuentes policiales, ascienden a 140 el número de fallecidos en la fatídica jornada. La reflexión que me surge de este trágico acontecimiento es la siguiente. Hace dos meses publiqué en esta misma cabecera un artículo titulado "Última llamada", en el cual hice especial hincapié en la incompetencia de los gobernantes europeos para gestionar las problemáticas surgidas en los diferentes frentes abiertos en las últimas décadas. En este contexto de total descontrol, con los precedentes atentados de días anteriores en el Sinaí, Bagdad y Beirut, el tablero de juego, atroz juego, se traslada de Oriente a Occidente.

Carolina Bermúdez

Martes, 10 de mayo 2016, 09:24

Esta vez en clave muy distinta a los del pasado mes de enero tambien en París a la revista Charlie Hebdo. Pero en esta ocasión, la decisión del ejecutivo francés de cerrar las fronteras, suspender Schengen y declarar el Estado de Emergencia es más de impacto que de real efecto. Europa no solo no está preparada para gestionar con coherencia y sentido común una crisis de tal magnitud, sin dejarse llevar por los extremismos y las medidas de patio de colegio. Es que Europa, ademas, difícilmente podía preveer la modalidad de los ataques de este pasado 13-N. Preocupados por defender los símbolos nacionales, esta vez han sido golpeados lugares de ocio y diversión, con lo cual, simbólicamente, es una manera de castigar a la población civil y su estilo de vida. Pero además, tampoco es casual que uno de los lugares de los ataques sea también simbólico, como el ocurrido en la inmediaciones de Rue Charonne. Esta calle fue escenario en 1962 de una brutal represión policial contra los asistentes a una manifestación contra la guerra en Argelia, conflicto que aún levanta ampollas entre la opinión pública francesa. Llegados a este punto, se ha cuestionado fundamentalmente en este texto la conducta de Occidente y en particular de sus mandatarios ante esta situación de caos absoluto con pocos precedentes históricos. Pero no puedo concluir el artículo sin explicitar:¿Europa contra quién?. Tenemos que tener claros diversos elementos. Uno, que Occidente ha financiado pasivamente y también, muy probablemente, activamente mediante la venta de armas, compra de petróleo y demás actividades, a las naciones que hoy señala como enemigos. No tenemos que seguir disimulando sin admitirlo. Porque, dos, lo ha admitido la mismísima Hilary Clinton y otros mandatarios, está en las hemerotecas, sin ir más lejos. Tres, es bastante rocambolesca la idea de imaginar naciones con la potencia militar de Francia, con el poderío armamentístico de Rusia, con uno de los servicios secretos mas profesionales y eficientes del mundo como Reino Unido, en jaque por un grupo armado que hasta tienen dificultad en ponerse de acuerdo con el nombre. Y por último, cuatro, poner encima de la mesa sólo las motivaciones religiosas es un enfoque excesivamente simplista. Turquía es también un país islámico, pertenece a la OTAN y no sólo no está haciendo nada contra el ISIS, es que ademas está masacrando sin piedad a los mismos kurdos del PKK que en su territorio luchan contra dicho grupo. Como siempre suelo decir, saquen ustedes sus propias conclusiones. Para concluir, quería citar a uno de los mejores periodistas del s. XX, Tiziano Terzani, fallecido en 2004. Años antes de su muerte escribió unas líneas que hoy parecen predestinadas a este momento que estamos viviendo: "El horror indecible apenas ha comenzado, pero aún es posible pararlo haciendo de este momento una gran ocasión para volver a pensar de nuevo. Es también un momento de gran responsabilidad, pues algunas palabras sólo sirven para hacer despertar nuestros instintos mas bajos, levantar a la bestia del odio que duerme en cada uno de nosotros y provocar esa ceguera de las pasiones que hace imaginable cualquier locura (...) Gandhi decía: 'Hasta que el hombre no se meta por voluntad propia en el último lugar entre todas las criaturas de la tierra para él no habrá ninguna salvación'.¿Por qué no pararse antes? Hemos perdido la medida de lo que somos, el sentido de cuanto frágil e interconectado sea el mundo en el que vivimos, y nos ilusionamos por poder utilizar una dosis, quizá 'inteligente', de violencia para acabar con la terrible violencia de los otros".

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